La oposición colombiana mira con cautela el nuevo acuerdo de paz entre el gobierno de su país y la guerrilla de las FACR antes de decidir si apoya o no la iniciativa
El nuevo acuerdo entre el gobierno colombiano y la FARC mantiene a la expectativa a la oposición de ése país al decidir si apoya o sugiere cambios al texto publicado después de varios ajustes a un pacto inicial que fue rechazado durante un plebiscito.
El nuevo acuerdo tiene leves cambios. Hace precisiones sobre los derechos de la propiedad privada, un tribunal especial de justicia y los sitios de confinación en los que los rebeldes sus penas privativas de libertad entre cinco y ocho años por los crímenes durante el conflicto armado de más de 52 años.
El texto incluye aclaraciones sobre la lucha contra el narcotráfico, obliga a la guerra a entregar todos su bienes para indemnizar a las víctimas y establece que la implementación de los acuerdos se hará sin poner en riesgo la estabilidad fiscal del país.
Santos y miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FARC), que han mantenido conversaciones en La Habana, Cuba, durante cuatro años, dijeron que el nuevo pacto incorporó propuestas de la oposición, líderes religiosos y otros sectores que rechazaron el acuerdo inicial en una consulta a inicios de octubre.