Cuando el colombiano Juanes empezó este domingo a cantar “A Dios le pido” (“…que si muero sea de amor…”), un clamor se elevó en el Telenor Arena de Oslo, donde se celebró un multitudinario concierto en honor del premio Nobel de la paz, el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos
Entonada y bailada por decenas de voces, sin duda colombianas –que parecían miles ondeando sus banderas– la canción marcó el hito de este concierto, que congregó también a Sting, a Haifa, al grupo indie-pop Highasakite, al dúo Icona Pop o a los hermanos noruegos del pop que causan furor en su país, Marcus y Martinus, gemelos de 14 años.
Severamente vestido con traje y corbata, Santos, que acababa de tener una última jornada en Noruega de entrevistas políticas tras recibir el sábado el Nobel de la paz, asistió al concierto divertido y emocionado, sobre todo cuando habló Juanes entre su interpretación de “A Dios le pido” y luego “Fuego” o “La camisa negra”.
“Quiero felicitar al presidente Santos. Esto es un sueño, es difícil, pero lo merecemos”, dijo el cantautor, que había admitido horas antes en conferencia de prensa que, salvo él, su familia estuvo en contra del proceso de paz intentado por el presidente de su país.
Juanes invitó a Santos a subir al escenario del Telenor Arena, repleto de miles de personas poco habituadas a un acontecimiento de tal magnitud.
“Estoy un poco nervioso –dijo el presidente colombiano– No todos los días se recibe el Nobel de la paz”. Luego rindió lógico homenaje a los “músicos, Sting, Juanes y los demás, que son promotores de la paz”.
“Juanes –prosiguió Santos– está aquí, es un privilegio. Fue uno de los compañeros en la senda de la paz”, recordó, aludiendo a los numerosos opositores al acuerdo entre el gobierno y la guerrilla de las FARC. Y se refirió entre los afines a “Miguel Bosé (cantante y compositor español), promotor de paz sin fronteras”.
– Humor ácido de O’Brien –
El concierto estuvo intercalado de imágenes claramente hagiográficas de los predecesores de Santos como Nobel de la paz.
En una semblanza de Santos, aparecida en pantalla antes de la actuación de Juanes, el presidente colombiano explica: en Colombia “habíamos perdido la compasión (…) Yo no podría aceptar vivir sin saber que tuve la oportunidad de lograr la paz, y no haberlo hecho”.
Sting, ídolo británico de los últimos 30 años, cerró el espectáculo, sin apenas alusiones al nobelizado ni al proceso de paz colombiano. Horas antes, en breve conferencia de prensa, había exhibido un cierto escepticismo. Ninguna “canción cambia el mundo” admitió. Y ante el “terrible” año que es 2016, aconsejó simplemente “hablar menos y escuchar”.
Y entre tanta emoción y entusiasmo un tanto convenidos, Conan O’Brien, humorista estadounidense y conocido presentador de la televisión en su país, aportó su dosis de humor ácido, tras la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos.
“Good evening, Mister president” había saludado a Santos, al iniciar la velada. “Usted unió a un país dividido. ¿Podría hacer lo mismo con mi país?”.