La muy masculina Curia cuenta actualmente con dos italianas en puestos de responsabilidad, una religiosa subsecretaria de la Congregación para los Institutos de la Vida Consagrada y una laica como subsecretaria del Pontificio Consejo para la Justicia y la Paz.
El papa Francisco no ceja en su reforma de fondo del gobierno de la Iglesia, la Curia, afirmando este jueves que no debe limitarse a un simple “lifting” sino que, entre otros aspectos, debe atribuir puestos clave a laicos y mujeres.
El pontífice “reformador” dirigía este jueves su tradicional mensaje de Navidad a los dirigentes de la Curia, un ejercicio durante el cual ha tomado el hábito de aguijonear con relativa virulencia a los cardenales y obispos reunidos para escucharlo en el marco solemne de la Sala Clementina del palacio Vaticano.
En diciembre de 2014, en una requisitoria virulenta, enumeró 15 “enfermedades” que afectan a la Curia, como “el alzheimer espiritual”, “la fosilización mental”, “la mundanidad” o “la corrupción de las costumbres”.
En diciembre de 2015, se mostró más alentador proponiendo “antibióticos” para esas enfermedades y enumeró las “virtudes necesarias”, como “la honestidad”.
Para esta edición 2016, el papa citó 12 “criterios” para guiar esta reforma. Entre ellos la “catolicidad” (o universalidad) de la Iglesia, “a través de la contratación de personal proveniente de todo el mundo, de diáconos permanentes y fieles laicos y laicas” sobre todo “en aquellos Dicasterios en los que pueden ser más competentes que los clérigos o los consagrados”.
“De gran importancia es también la valorización del papel de la mujer y de los laicos en la vida de la Iglesia, y su integración en puestos de responsabilidad en los dicasterios, con particular atención al multiculturalismo”, insistió Francisco en su largo discurso.
La muy masculina Curia cuenta actualmente con dos italianas en puestos de responsabilidad, una religiosa subsecretaria de la Congregación para los Institutos de la Vida Consagrada y una laica como subsecretaria del Pontificio Consejo para la Justicia y la Paz.
Haciendo un balance de todas las medidas tomadas desde el comienzo de su pontificado, el papa subrayó la seriedad de la reforma, que debe ser acompañada de “un cambio de mentalidad”. A su juicio “no basta sólo cambiar el personal, sino que hay que llevar a los miembros de la Curia a renovarse espiritual, personal y profesionalmente”.
Haciendo un balance de todas las medidas tomadas desde el comienzo de su pontificado, el papa subrayó la seriedad de la reforma, que debe ser acompañada de “un cambio de mentalidad”. A su juicio “no basta sólo cambiar el personal, sino que hay que llevar a los miembros de la Curia a renovarse espiritual, personal y profesionalmente”.