Algunos especialistas pronostican que los primeros amantes de metal, goma y plástico, programados para dar placer sexual, estarán listos en unos meses.
El sexo con robots está “a la vuelta de la esquina”, dijo un experto esta semana en una conferencia en Londres en la que se habló de las implicaciones de tal posibilidad y se presentaron juguetes sexuales interactivos.
Los “sexbots” son un tema recurrente de la ciencia ficción, presente por ejemplo en las películas recientes “Ex-Machina” y “Westworld”.
Algunos especialistas pronostican que los primeros amantes de metal, goma y plástico, programados para dar placer sexual, estarán listos en unos meses.
“El sexo con robots está a la vuelta de la esquina, y los primeros ‘sexbots’ llegarán… el año que viene”, dijo el experto en inteligencia artificial David Levy en el Congreso internacional de amor y sexo con robots, organizado por la University of London, Universidad de Londres.
Abyss Creations, una empresa estadounidense con sede en California, empezará a promocionar el año que viene sus primeros robots sexuales con la capacidad de moverse y hablar como humanos.
Levy, autor de “Amor y sexo con robots” (“Love and Sex with Robots”), que da nombre a la conferencia anual, estimó que el matrimonio con estos humanoides podría hacerse realidad a mediados de siglo.
“A medida que el sexo con robots sea más y más corriente, confrontaremos la posibilidad real del matrimonio”, estimó este antiguo maestro internacional de ajedrez.
Y, ¿por qué no? Se trataría de maridos/esposas “pacientes, amables, protectores, cariñosos”, nunca celosos o groseros… “a menos que quieras que lo sean”, afirmó.
La cita de Londres sirvió para presentar los últimos avances en sexo cibernético, como un artilugio que permite a las parejas besarse aunque estén lejos. El “Kissenger”, que se incorpora al celular, contiene sensores que detectan la presión del beso y la transmiten a la pareja en tiempo real.
Los estudiantes de la universidad japonesa de Keio, Tokio, están desarrollando la “Teletongue” o “Telelengua”, para lograr “interacción oral remota”, con fines “perversos”, en palabras de una de sus creadoras, Dolhathai Kaewsermwong.
Permite a las parejas transmitir sonidos y sensaciones de lametones usando una piruleta, y creando “una experiencia inmersiva”, narró.
Lynne Hall, profesora de la facultad de ciencias informáticas de la Universidad de Sunderland, en el noreste de Inglaterra, estimó que los robots podrían brindar “una experiencia sexual fantástica”.
“El sexo con robots tiene muchas ventajas es seguro, no contraes ninguna enfermedad, puedes controlarlo”, dijo en la conferencia, descartando que pueda sustituir o amenazar a las relaciones humanas, tildando el temor de “pánico moral”.
“La gente mira porno regularmente y siguen teniendo relaciones sexuales con humanos”, alegó.
Sin embargo, para muchos, mantener relaciones sexuales con máquinas sería ir demasiado lejos.
Emma Yann Zhang, estudiante de doctorado en la la Universidad City de Londres, que trabajó en el prototipo Kissenger, dijo que falta mucho para que la gente encuentre la idea normal.
Aunque muchas personas interrogadas admitieron que los humanos podían sentirse atraídos por estas máquinas, “cuando se les preguntó si tendrían un robot como amante, muchos respondieron que no”, manifestó la investigadora.