En Bartalla, destruyeron crucifijos de la iglesia Mar Shimoni antes de prender fuego al templo y ofrecieron a los cristianos, mayoría de la ciudad, ante una triple elección: la conversión, el pago de un fuerte impuesto o la muerte
Cristianos de Irak celebraron el sábado, víspera de Navidad, la primera misa en una iglesia de Bartala desde que esta localidad cercana a Mosul fue retomada de manos del grupo Estado Islámico (EI) en octubre, constató un periodista de la AFP.
En verano de 2014, una ofensiva fulgurante sobre la región de Nínive, en el norte de Irak, permitió a los yihadistas hacerse con la capital, Mosul, así como numerosas localidades de los alrededores.
En Bartalla, destruyeron crucifijos de la iglesia Mar Shimoni antes de prender fuego al templo y ofrecieron a los cristianos, mayoría de la ciudad, ante una triple elección: la conversión, el pago de un fuerte impuesto o la muerte.
La inmensa mayoría de los habitantes huyó de la ciudad, pero tras dos años de ocupación, en la ofensiva lanzada el 17 de octubre para expulsar al EI de Mosul, la ciudad fue retomada por las fuerzas iraquíes.
Ante la cercanía de la Navidad, la iglesia fue parcialmente renovada por voluntarios en las últimas semanas, permitiendo a los fieles y al cura, Yaqoub Saadi, celebrar la misa.
“Nuestro mensaje es que permanecemos en este país donde están nuestras raíces y nuestros orígenes”, explicó el padre Saadi a la AFP.
Los fieles llegaron en autocares desde Erbil, capital de la región autónoma del Kurdistán iraquí, donde habían buscado refugio.
Durante la misa, las fuerzas de seguridad permanecieron desplegadas alrededor de la iglesia de esta ciudad donde numerosos edificios han quedado devastados y en la que abundan las pintadas a favor del EI.
“No podría describir nuestra alegría. Es un poco como volver a la vida”, explicó una feligresa, Nada Yaqoub.
Un oficial de alto rango de las fuerzas de élite antiterroristas, así como el gobernador de Nínive, Nowfal al Aqoub, asistieron también a la ceremonia.
Numerosas ciudades cristianas alrededor de Mosul han sido retomadas de manos del EI, pero las fuerzas de seguridad todavía deben desminar calles y edificios, y restablecer la luz y el agua corriente antes de que los habitantes puedan regresar.
Para Nada Yacoub, el retorno es la elección obvia, incluso si su casa ha quedado destruida. “Si Dios quiere, volveré”.