Además del exmandatario peruano, Alejandro Toledo, los expresidentes Alan García y Ollanta Humala también se encuentran bajo investigación por lavado de activos y con restricciones para viajar fuera del país
Alejandro Toledo, quien se enfrentó al régimen de Fujimori en momentos de represión y en 2001 llegó a la presidencia, se convirtió en el primer exgobernante implicado directamente en el escándalo de sobornos de Odebrecht, un caso que embarra a tres gobiernos en Perú.
La Fiscalía resolvió el lunes investigarlo formalmente por lavado de activos y tráfico de influencias. Según la información que manejan, en una de las denominadas “delaciones premiadas”, el exgerente de la brasileña Odebrecht en Perú, Jorge Barata, asegura que pagó 20 millones de dólares al gobierno de Toledo para adjudicarse la construcción de la carretera interoceánica, que une Perú y Brasil.
En los documentos del Ministerio Público divulgados por la prensa peruana, Barata cuenta que el intermediario fue el entonces jefe de seguridad de Toledo, el israelí Avraham Dan On. Narra encuentros en Lima y en Rio de Janeiro -aprovechando una cumbre presidencial- y asegura que el dinero se depositó en las cuentas del empresario peruano-israelí Josef Maiman, amigo del expresidente, alguna vez incluido en la lista Forbes.
La Fiscalía ha rastreado 11 millones de dólares de los sobornos en las cuentas de Maiman. Los pagos se habrían realizado entre 2005 y 2008, incluso luego de que Toledo dejó el gobierno.
Con el dinero, según la fiscalía, se formó una empresa off shore creada por Maiman y la suegra del expresidente, Eva Fernenbug. Con ese dinero Toledo compró inmuebles y pagó hipotecas, un caso por el que ya era investigado por lavado de activos.
En un primer momento Toledo dijo que el dinero procedía de una indemnización a su suegra, una judío-belga, por el holocausto nazi. Aunque después aseguró que fue un préstamo de Maiman.
La Fiscalía considera a Barata como cómplice y a Maiman como autor en todo este caso. El sábado la policía allanó la casa del exgobernante en Lima y, según detallaron fuentes de la Fiscalía, la orden de captura contra Toledo es inminente.
Desde Europa – presuntamente París, a donde viajó para participar de la presentación de un libro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE)- Toledo se contactó con el programa Cuarto Poder y rechazó los cargos.
“Rotundamente, no.(…) Desafío al señor Barata y a aquellos administradores de justicia que se adelantan a emitir juicios. El Fiscal de la Nación ha levantado tres veces mi secreto bancario y ni a mi esposa ni a mí nos han encontrado desbalance”, dijo.
“No me perdonan haber liderado la marcha de los 4 suyos (en el 2000) para recuperar la democracia”, dijo el exgobernante.
Tras retirarse de una cuestionada segunda vuelta electoral en 2000, Toledo lideró a la oposición en una gesta contra el gobierno de Alberto Fujimori, que iniciaba su tercer gobierno en medio de acusaciones de corrupción. Luego de la caída del fujimorismo, Toledo ganó las elecciones en 2001.
De ser lustrabotas y vendedor de diarios, Toledo consiguió una beca en la universidad de San Francisco (EEUU), donde se graduó en 1970, para luego obtener maestrías en Stanford, trabajando en el BID y el Banco Mundial.
El actual presidente Pedro Pablo Kuczynski, quien fue primer ministro de Toledo, marcó distancia. “Si todo esto es cierto, es una gran vergüenza, una traición a Perú y una falta de respeto a sus colegas que tanto nos esforzamos en hacer un buen gobierno”, dijo Kuczynski.
Y obtuvo respuesta: “Qué vergüenza PPK (acrónimo del presidente), tú que tantos negocios y lobbies has hecho. No me hagas hablar porque yo sé lo que hiciste la última vez”, escribió Eliane Karp, esposa de Toledo, en Facebook.
Para Luis Benavente, gerente de la consultora en marketing político Vox Populi, Toledo creó una historia inverosímil, al colocar a su suegra, una mujer de 86 años, en la compra de inmuebles. “Él está desarrollando una maniobra de victimización haciéndose pasar como perseguido político. Eso nadie lo cree, aunque le puede dar pie a buscar asilo político”, explicó.
Odebrecht, envuelta en el escándalo “Lava Jato” de pago de sobornos a cambio de obras públicas en Brasil y otros países de América Latina, ha admitido que desembolsó 29 millones de dólares en coimas en Perú, entre 2005 y 2014.
El período en mención abarca los gobiernos de Alejandro Toledo, Alan García y Ollanta Humala, este último también investigado por lavado de activos y con restricciones para viajar fuera del país.
“Fariseos. Hipócritas. Tanto hablaron de corrupción y terminan siendo ellos los verdaderos megacorruptos”, escribió García, de cuyo segundo gobierno hay tres funcionarios detenidos por supuestamente recibir unos 7 millones de dólares para beneficiar a Odebrecht con la construcción de la línea 1 del Metro de Lima.