La granja tiene dos inmensos silos donde está almacenado el estiércol y el biogás, que hay que enfriar antes de utilizarlo. Unas treinta toneladas de excrementos que generan cada día las vacas que permiten producir 380 kilovatios por hora
Durante mucho tiempo el estiércol de las vacas de la familia Jebrini se pudría al sol o se utilizaba de vez en cuando como abono pero ahora permite alimentar en electricidad varias casas y una de las mayores lecherías de los Territorios Palestinos.
En sus viajes al extranjero, los miembros de la familia descubrieron instalaciones en las que los excrementosos de las vacas se usan como fuente de energía, explica a la Kamal Al Jebrini, propietario junto a sus hermanos de la inmensa explotación que tiene vacas y una lechería adyacente.
A su vuelta pensaron que “sería una vergüenza dejar perder todo este estiércol y contaminar el ambiente cuando es posible transformarlo en electricidad”, explica Kamal en la sala de ordeño, donde las vacas se desplazan lentamente.
Fue así como decidieron poner en marcha un sistema de metanización, que permite producir gas a partir de materias orgánicas, el primero en los Territorios Palestinos, donde las energías renovables se limitan en general a los paneles solares.
Para ayudarles en su proyecto, los hermanos Jebrini acudieron a Maher Maghalseh, un especialista en energías renovables de la universidad politécnica de Hebrón.