Para la poderosa Iglesia ortodoxa rusa, los Testigos de Jehová son una peligrosa secta a causa entre otras cosas por la prohibición de transfusiones sanguíneas para sus miembros
La Corte Suprema rusa declaró este jueves ilegal a los Testigos de Jehová y anunció la confiscación de todos sus bienes, porque considera a esta organización religiosa como extremista.
Un responsable ruso de los Testigos, Iaroslav Sivulski, se declaró “conmocionado” por la decisión de los jueces y anunció que la organización apelará.
“No pensaba que algo así podría suceder en la Rusia moderna, donde la Constitución garantiza la libertad de religión”, dijo.
El ministerio de Justicia ruso había presentado una demanda ante la Alta corte, porque consideraba que los Testigos de Jehová representan “una amenaza para los derechos de la gente, el orden público y la seguridad pública”.
El juez Yury Ivanenko precisó en la lectura de la sentencia que la organización “deberá entregar sus propiedades a la Federación Rusa”.
El grupo reivindica contar con 175.000 miembros y 395 centros en todo el país.
“Nuestros fieles se hallan en una posición muy incómoda. Corren el riesgo de ser llevados ante la justicia”, declaró Sivulski, que aseguró que los miembros de la organización continuarán reuniéndose en secreto.