La Casa Blanca hacía esfuerzos para explicar como se aplicará la prohibición a personas transexuales de servir en el ejército, anunciada el miércoles en Twitter por el presidente Donald Trump, una noticia que suscitó duras reacciones incluso entre republicanos
“Fue una decisión militar. Es una cuestión de preparación militar, de cohesión de tropas (…) y de financiamiento en el ejército y nada más”, explicó Sarah Huckabee Sanders, portavoz de la Casa Blanca.
Al ser bombardeada de preguntas sobre la suerte de los militares transexuales que actualmente están en activo, que incluyen a los que están en Afganistán e Irak, Sanders rechazó adelantar información sobre su eventual desmovilización.
La aplicación de este anuncio será estudiada después con el Pentágono, agregó.
“Tras consultas con mis generales y expertos militares, dense por informados de que el gobierno de Estados Unidos no aceptará y no permitirá a las personas transgénero desempeñar ninguna función en las Fuerzas Armadas estadounidenses”, tuiteó Trump horas antes.
El presidente destacó “el tremendo costo médico” y “los trastornos que supondrían las personas transgénero en las Fuerzas Armadas” para justificar su decisión.
El argumento del costo de la atención médica necesaria de un cambio de sexo de los reclutas es puesto en cuestión por un estudio del centro de reflexión RAND. Esa investigación lo calcula en 2,4 a 8,4 millones de dólares por año en un presupuesto total del Pentágono de más de 500.000 millones en 2016.
La decisión ocurre bajo la presión de los republicanos cristianos conservadores que quieren enterrar la herencia de la precedente administración de Barack Obama en favor de los individuos transgénero, un tema muy polémico en Estados Unidos, a pesar del pequeño número de personas involucradas.