Desde las pirámides de Guiza hasta las tumbas de Luxor, los secretos del antiguo Egipto siguen desafiando a la humanidad, pero científicos equipados con instrumentos cada vez más sofisticados intentan desentrañar los misterios de esta extraordinaria civilización
El 1 de julio de 1798, el general Bonaparte desembarcaba en Alejandría junto a 40.000 hombres para intentar cerrar el paso de la ruta de Indias a los ingleses. Llegó acompañado por decenas de científicos y artistas, que sentaron las bases de la egiptología moderna.
Desde hace ya más de 200 años, los egiptólogos utilizan la ciencia para revelar secretos sepultados desde hace milenios bajo las arenas del desierto egipcio.
Para lograr su ambiciosa meta, hoy los científicos instalan aparatos repletos de electrónica o hacen uso de las últimas técnicas químicas.
Aunque la química aún necesita muestras –por muy ínfimas que sean– los nuevos métodos no invasivos permiten preservar los vestigios arqueológicos.