Los abusos sexuales cometidos por funcionarios civiles o militares de la ONU en misiones de paz son “inaceptables”, afirmó el secretario general del organismo, Antonio Guterres, que subrayó la importancia de escuchar a las víctimas
El exalto comisionado de la ONU para los refugiados (2005-2015), que asumió la jefatura de las Naciones Unidas en enero pasado, afirmó en una reunión sobre el tema celebrada este lunes, al margen de la Asamblea General, que el objetivo es establecer normas para eliminar este tipo de abusos.
Los abusos sexuales no solo arruinan la reputación de los cascos azules, sino que conciernen también a veces al personal administrativo de la ONU, indicó Guterres.
Pero también defendió a la gran mayoría de los cascos azules, un “grupo extraordinario” que “salva vidas”, a veces corriendo el riesgo de perder la suya propia.
Guterres recordó el informe que presentó a comienzos de año y sus cuatro puntos principales: 1) que se escuche la voz de las víctimas, 2) terminar con la impunidad, 3) crear una red de apoyo y 4) sensibilizar a la comunidad internacional.
“Queda mucho por hacer” pero “cada víctima merece justicia y nuestro pleno apoyo”, insistió el secretario general.
El presidente en ejercicio de la Asamblea General de la ONU, el ministro eslovaco de Relaciones Exteriores Miroslav Lajcak, subrayó que las condenas verbales “no bastan”. “Precisamos actos”, dijo.
Una coalición de ONG bautizada Campaña Código Azul (Code Blue Campaign), con sede en Nueva York, denunció el miércoles un “simulacro de investigación” de la ONU en la República Centroafricana tras consultar 14 dossiers de acusación de cascos azules de nueve países por abusos sexuales.
Según esta coalición, ningún acusado fue condenado y, en ocho casos, las víctimas ni siquiera fueron interrogadas por los investigadores.
Desde hace más de una década, una serie de abusos sexuales, muchas veces de menores, han manchado la reputación de las operaciones internacionales de mantenimiento de la paz.
En República Centroafricana, militares franceses fueron acusados por hechos que datan de 2014.
Otras misiones en la República Democrática del Congo, Costa de Marfil, Somalia, Sudán o Haití han sido objeto de acusaciones de abusos sexuales estos últimos años.
En Afganistán se abrió una investigación en 2012 contra dos militares británicos sospechosos de haber agredido sexualmente a niños afganos.