Los esfuerzos por encontrar vida en edificios de Ciudad de México destruidos por el sismo que causó casi 300 muertos se detuvieron este sábado ante un nuevo temblor de 6,1 grados que generó nerviosismo y temor entre la población
El Servicio Sismológico Nacional informó que el movimiento tuvo su epicentro en el sureño estado de Oaxaca, que se vio golpeado a inicios de septiembre por otro terremoto.
Cientos de personas en la capital del país salieron de sus viviendas en pijama con rostros de angustia y nerviosismo.
“No tenemos hasta el momento reportes nuevos de incidentes derivados de este sismo”, dijo a la cadena Televisa el titular de Protección Civil de la alcaldía, Fausto Lugo.
Sin embargo, desató temores de los efectos que pueda haber tenido sobre eventuales sobrevivientes bajo los escombros y en los edificios ya afectados por el sismo anterior.
Por protocolo, los rescatistas en un edificio derrumbado de la zona céntrica de Roma-Condesa evacuaron la cima de escombros rápidamente mientras que los familiares de las personas atrapadas ahí comenzaron a llamar rápidamente a sus otros seres queridos.
“Después de verificar que las condiciones sean seguras, las actividades (de rescate) reiniciarán lo más pronto posible”, dijo en Twitter el titular nacional de Protección Civil, Luis Felipe Puente.
“Dios, Virgen de Guadalupe, tengan compasión”, exclamó Teresa Martínez de 74 años mientras era consolada por su hija.
“Esta vez ya no sentimos que se moviera el piso, será que ya después del otro estamos acostumbrados”, dijo en tanto Pablo Martínez, quien desalojó su edificio con su hija de seis años en brazos.
Antes de detener las actividades por el nuevo sismo, los rescatistas equipados con tecnología de punta centraban la búsqueda en cinco puntos de la ciudad donde aún hay signos de vida entre los amasijos de concreto y fierro, indicaron las autoridades de protección civil federal.
Ante rumores en redes sociales de que la maquinaria pesada ya iniciaría la remoción de escombros, el gobierno federal y la alcaldía insisten en que se agotarán todos los esfuerzos por rescatar personas con vida.
“Familias nos reportan que sus familiares están ahí, estamos haciendo el mejor de los esfuerzos (…) No se puede meter maquinaria donde puede haber alguien con vida o sin vida”, dijo en la madrugada Luis Felipe Puente.
El protocolo marca que las posibilidades de sobrevivencia de una persona atrapada en escombros llegan a su límite a las 72 horas, pero en otros desastres la resistencia humana ha superado expectativas, como en el terremoto de 1985 que dejó más de 10.000 muertos en Ciudad de México.
El alcalde de la capital, Miguel Ángel Mancera, dijo a Televisa este sábado que se calcula que hay todavía unas “30 personas que pudiéramos encontrar en esta tarea de búsqueda y rescate”.