El número de muertos por un violento motín registrado el martes en una cárcel del norteño estado mexicano de Nuevo León aumentó a 16 este miércoles, informó el gobierno local, que investiga a 54 reos por estos hechos que incluyeron un secuestro de guardias e incendios
“Hay 16 personas que perdieron la vida, en su mayoría personas que estaban siendo procesadas por delito de alto impacto” en el penal de Cadereyta, dijo en conferencia de prensa Bernardo González, fiscal de Nuevo León.
El martes, las autoridades habían dado un saldo de 13 presos muertos y justificaron el uso de la “fuerza letal” para neutralizar la trifulca.
Se espera que esta tarde estén listas las autopsias y pruebas de balística.
“Los cuerpos presentan diversas lesiones, no se puede determinar si (su muerte) fue por bala” sin antes tener esos resultados, dijo Aldo Fasci, vocero de Seguridad de Nuevo León.
El uso de la fuerza letal “fue para impedir que estas personas privaran de la vida a otros, estaban no en riña sino en un ataque, y eran bandos contrarios, es probable que independientemente de impactos de bala haya otras lesiones”, añadió.
El motín dejó además 26 personas lesionadas, entre ellas dos policías y tres custodios de Cadereyta -ubicado en la periferia de la industrial Monterrey, la tercera ciudad más importante de México-, donde en marzo pasado un motín dejó cuatro reos muertos.
Los disturbios comenzaron por la madrugada del martes, y aunque habían sido controlados, resurgieron más tarde cuando un grupo de internos incendió objetos que provocaron dos columnas de humo negro, visibles desde varios kilómetros a la redonda, y secuestraron a tres custodios.
Los penales mexicanos, principalmente los que están bajo control de gobiernos estatales, son escenario frecuente de motines, asesinatos o fugas, y la mayoría presentan serios problemas de hacinamiento y corrupción.
En 2016, una brutal pelea entre detenidos de bandas rivales dejó 49 muertos en la cárcel de Topo Chico, también en Nuevo León.