Muy debilitado en el frente doméstico, el presidente Donald Trump emprende esta semana una larga y trascendente gira por Asia, que se prevé estará dominada por la amenaza nuclear norcoreana tras meses de escalada verbal entre Washington y Pyongyang
El viaje, del 3 al 14 de noviembre, incluye paradas en Japón, Corea del Sur, China, Vietnam y Filipinas. Será el primer desplazamiento del presidente estadounidense a la región desde que fue electo hace un año.
En su agenda figuran varias cumbres regionales clave, pero también encuentros bilaterales, entre ellos uno con su homólogo chino, Xi Jinping, y otro con el controvertido hombre fuerte de Filipinas, Rodrigo Duterte.
Con índices de aprobación en niveles inusualmente bajos, ¿se las ingeniará el presidente de 71 años para dejar atrás los últimos episodios de la investigación sobre la presunta colusión de su equipo con altos funcionarios rusos para influir en la elección presidencial? ¿Renunciará a sus tuits matinales durante los doce días que durará el viaje?
La Casa Blanca ha puesto énfasis en la duración de la gira asiática -la más larga de un presidente estadounidense desde la de George H.W. Bush en 1991- como prueba del compromiso de Trump con la región.
No obstante, las dudas sobre este punto no son pocas, sobre todo en el terreno económico, después de la decisión de Trump -a los tres días de asumir el cargo- de abandonar el Tratado de Libre Comercio Trans-Pacífico, que disgustó a varios de sus firmantes, Japón en particular.