Egipto lloraba este sábado a las 305 personas, entre ellas 27 niños, que murieron la víspera en una mezquita, en el atentado más sangriento de la historia reciente del país
La fiscalía egipcia indicó el sábado que una treintena de hombres armados que llevaban la bandera negra del grupo yihadista Estado Islámico (EI) participaron en la matanza de los fieles.
Todas las víctimas del ataque, uno de los más sangrientos en el mundo desde los atentados de septiembre de 2001 en Estados Unidos, fueron enterradas el sábado de conformidad con la tradición musulmana.
Horas después de la promesa del presidente egipcio Abdel Fatah al Sisi de “vengar a los mártires”, el ejercito llevó a cabo bombardeos aéreos en la zona del ataque, en la región oriental del Sinaí, donde las fuerzas de seguridad combaten a la rama egipcia del EI.
Los aviones atacaron “vehículos utilizados en el ataque terrorista, matando a sus ocupantes”, indicó un portavoz.
La matanza, aún no reivindicada, se produjo durante la oración del viernes en la mezquita Al Rauda de la localidad de Bir al Abed, al oeste de El Arish, la capital de la gobernación de Sinaí del Norte.
Los atacantes hicieron estallar una bomba antes de disparar con armas automáticas contra los fieles. Hubo 305 muertos, entre ellos 27 niños, y 128 heridos, según un nuevo balance divulgado este sábado por el fiscal general egipcio.