El Salvador ve con optimismo la posibilidad de lograr estabilidad migratoria para unos 200.000 compatriotas que perderán el año próximo un permiso temporal de estadía en Estados Unidos
Así lo señaló el viernes el canciller Hugo Martínez tras pasar cuatro días de cabildeo en Washington promoviendo la residencia permanente para los salvadoreños amparados bajo el Estatuto de Protección Temporal (TPS), al que el gobierno de Donald Trump puso fin a partir de septiembre de 2019.
“Las reuniones fueron bastante positivas”, dijo a periodistas. “La delegación regresa muy optimista”.
El TPS, un mecanismo creado por legisladores estadounidenses en la década de 1990 para amparar a inmigrantes que por desastres naturales o conflictos armados no podían regresar de manera segura a sus países, fue concedido a El Salvador luego de los terremotos de 2001 en ese país, y renovado desde entonces por los sucesivos gobiernos.
Martínez, que esta semana se reunió con más de una docena de congresistas republicanos y de la oposición demócrata de ambas cámaras, destacó “el nivel de receptividad” que encontró.
El canciller citó como antecedente la Ley NACARA (acrónimo en inglés de ley de ajuste nicaragüense y alivio centroamericano), aprobada en 1997 y vigente desde 1999, que benefició a nicaragüenses, hondureños y salvadoreños afectados por guerras civiles en sus países durante la década de 1980 y residentes en Estados Unidos.
“Eso es básicamente lo que hemos estado pidiendo en el Congreso y lo que vamos a seguir pidiendo insistentemente en los próximos meses hasta lograr un beneficio permanente para nuestros compatriotas”, dijo.
Martínez aseguró que actualmente hay cinco proyectos de ley, uno en el Senado y cuatro en la Cámara baja, algunos bipartidistas, que buscan un camino que permita que los salvadoreños pasen a ser residentes permanentes.