Las organizaciones de defensa de los animales han empezado a recurrir a las nuevas tecnologías para combatir el tráfico de algunas especies en Indonesia, desde aplicaciones de móviles a códigos de barras basados en el ADN
La fauna y la flora de los bosques tropicales del archipiélago del sudeste asiático, cuya biodiversidad es una de las más ricas del planeta, están amenazadas por el lucrativo tráfico de animales, como los orangutanes o los pangolines. Se calcula que el comercio ilícito de especies en peligro reporta unos 23.000 millones de dólares (18.000 millones de euros) a escala mundial.
Para atajar esta lacra, activistas ecologistas han empezado a utilizar nuevos instrumentos para intentar proteger a las especies raras y en peligro en Indonesia.
La tecnología es “probablemente uno de los recursos más importantes para ayudar a los buenos a atrapar a los malos”, declara a la AFP Matthew Pritchett, de la oenegé Freeland Foundation, que lucha contra el tráfico.
“Los delincuentes que están detrás del comercio ilegal de especies salvajes son organizaciones criminales muy sofisticadas y bien organizadas”, afirma.
Frente a tales redes, los defensores de los animales han empezado a recurrir a tecnologías hasta ahora reservadas a la lucha contra los cárteles de la droga y el crimen organizado.
La Sociedad de Conservación de la Fauna y la Flora (WCS) utiliza unos programas informáticos que permiten establecer las rutas de los traficantes y extraer datos de aparatos electrónicos de los sospechosos, explica Dwi Adhiasto, gestor del programa de WCS para Indonesia.