La Cumbre de las Américas, cuyo tema es “gobernabilidad democrática frente a la corrupción”, busca establecer una mayor cooperación regional frente a un flagelo que no conoce ideologías e involucra por igual a empresarios privados y funcionarios públicos
La corrupción es el peor enemigo de las democracias en las Américas, una región que en el último mes vio caer a un gobernante de derecha en Perú y encarcelar a un expresidente de izquierda en Brasil.
La Cumbre de las Américas del 13 y 14 de abril en Lima, cuyo tema es “gobernabilidad democrática frente a la corrupción”, busca establecer una mayor cooperación regional frente a un flagelo que no conoce ideologías e involucra por igual a empresarios privados y funcionarios públicos, afectando perversamente a los sectores más desfavorecidos de la población que ven postergadas obras de desarrollo en su beneficio.
“La corrupción es la que no deja desarrollar al Perú. Es la que no permite que se puedan hacer más proyectos con el ahorro del dinero que se puede hacer en cada uno de ellos”, advirtió el debutante presidente, Martín Vizcarra, al graficar el impacto de una plaga difícil de erradicar en una de las regiones del mundo con mayores desigualdades sociales.
La ironía de la cita es que el presidente anfitrión llegó al poder el 23 de marzo, tras la renuncia de Pedro Pablo Kuczynski, un exbanquero de Wall Street y liberal de derecha, quien mintió sobre negocios de sus empresas con la empresa brasileña Odebrecht. Hasta entonces Vizcarra era su vicepresidente.
Kuczynski se convirtió en el primer presidente en ejercicio en América en caer por el caso Odebrecht.
“Sería un poco contradictorio acoger a presidentes vinculados claramente con la corrupción en una cumbre anticorrupción”, resaltó a la AFP el abogado José Ugaz, expresidente de Transparency International (2014-2017), organización no gubernamental que promueve medidas contra crímenes corporativos y corrupción política global.
Ugaz aplaude la salida de Kuczynski, pero también que se haya retirado la invitación al presidente venezolano Nicolás Maduro a la cumbre porque “en Venezuela todo está tapado por el régimen autoritario”.
– El detonante “Lavajato” –
La corrupción no es un fenómeno nuevo en América, pero los poderosos niveles alcanzados hacen más visible el problema. Tan visible que despabiló a la justicia y gatilló la indignación de la sociedad.
“Ha sido un proceso acumulativo. Históricamente en América Latina, la corrupción siempre ha sido un problema, pero no era tan visible como ahora”, dijo a la AFP Ugaz para quien la corrupción en la región “es sistémica y tiene que ver con la forma como fueron construidos nuestros países”.
“Ahora con el caso ‘lavajato’ ha tomado una dimensión gobal: 12 países latinoamericanos han sido impactados en los más altos niveles políticos, lo cual da mucha visibilidad a la corrupción”, subraya este abogado, que como procurador desmontó la red de corrupción del régimen de Alberto Fujimori (1990-2000).
La corrupción que en Brasil destapó el escándalo ‘Lava Jato’ demostró que no distingue de ideologías con el ingreso a prisión del expresidente Luiz Inacio Lula da Silva para cumplir una condena de 12 años y un mes. En la otra mano se halla el empresario Marcelo Odebrecht, hoy con prisión domiciliaria cumpliendo una condena de 10 años.
Lula y Odebrecht han sido vinculados por la fiscalía peruana a una trama que salpicó a los expresidentes Ollanta Humala y Alejandro Toledo, procesados por presuntos sobornos o aportes de campaña del gigante brasileño de la construcción.
– Luces y sombras –
“Estamos viviendo un momento de luces y sombras, sombras porque no hay forma de negar que estamos profundamente contaminados por la corrupción”, deplora Ugaz, quien no obstante destaca “que haya una reacción ciudadana sin precedentes, ese es el lado de las luces: millones de ciudadanos movilizados en Brasil, Perú, Guatemala, Honduras, República Dominicana, exigiendo a sus autoridades que zanjen con la corrupción y que se castiguen estos casos”.
“En los países donde la sociedad civil permanece neutra o tolerante ante la corrupción, no es posible revertir nada”, dice por su parte a la AFP Walter Albán, director de la ONG peruana Proética.
La movilización crea conciencia de que la corrupción perturba el desarrollo, abunda Albán. “Ya se está entendiendo que otros males en el país, como el retraso en salud y educación, tienen su origen en la corrupción y ponen en riesgo el desarrollo del país”, añade.