Los pescadores japoneses mataron 122 ballenas preñadas durante la última expedición anual en el Antártida, que los defensores de los animales califican de “macabra e inútil”
Durante la campaña, que terminó a fines de marzo, los balleneros japoneses capturaron 330 ballenas, de las cuales 122 estaban preñadas y decenas de otras eran jóvenes ejemplares, según un informe entregado a las autoridades por la Comisión Ballenera Internacional (CBI) en abril.
La organización de protección de animales Humane Society International consideró por su parte que esas cifras eran “chocantes” y “un triste testimonio de la crueldad de la caza de ballenas japonesa”.
“Es una nueva prueba de la naturaleza verdaderamente macabra e inútil de la caza de ballenas, cuando se sabe que las investigaciones no letales son suficientes para los objetivos científicos” esgrimidos para justificar la campaña, declaró Alexia Wellbelove, una de las responsables del grupo.
Japón es firmante de la moratoria de la caza de ballenas decidida por la CBI en 1986, pero desarrolla cada año una campaña de caza con objetivos científicos.
Noruega e Islandia son los únicos países que practican abiertamente la caza de ballenas con fines comerciales.