Nicaragua amaneció este jueves con un paro general convocado por una alianza opositora para presionar al presidente Daniel Ortega a cesar la represión, que ha recrudecido en las últimas semanas contra los manifestantes y que dejan 157 muertos en casi dos meses de protestas
En Managua, el paro parecía general con calles desoladas, algunos autobuses de transporte público circulando casi vacíos y presencia policial en varios puntos de la ciudad, observó AFP.
El paro de 24 horas fue convocado el martes por la opositora Alianza Nacional por la Justicia y la Democracia, que agrupa a empresarios, estudiantes y sectores de la sociedad civil, como una forma de presionar al gobierno a detener los violentos ataques contra manifestantes y pobladores, a manos de fuerzas antichoques y “turbas” afines al gobierno.
Nicaragua vive un clima permanente de protestas que tiene bloqueadas sus principales rutas y ciudades semiparalizadas, desde que el 18 de abril estallaron las manifestaciones contra una fallida reforma a la seguridad social.
Sin embargo, las protestas se extendieron como una muestra de disconformidad contra el gobierno de Ortega, quien gobierna desde 2007 con su esposa Rosario Murillo como vicepresidente y mano derecha, bajo cargos de autoritarismo y de controlar todos los poderes del Estado.
Los mercados, supermercados, tiendas, gasolineras y pequeños expendios de comida en los barrios de Managua tampoco abrieron sus puertas, mientras que en los colegios públicos los maestros quedaron esperando a los alumnos.
“Está palmado (vacío) todo, la huelga la está apoyando la población”, dijo el taxista Pablo Ramírez, quien desistió trabajar por falta de pasajeros.
El popular mercado oriental de Managua, con más de 20.000 negocios y 2.000 vendedores ambulantes que inician sus actividades en la madrugada, lucía abandonado, custodiado a su alrededor por barricadas que la gente levantó para defenderse de eventuales saqueos.