Las redes de telecomunicaciones e Internet en fibra óptica podrían permitir detectar las señales sísmicas, así como localizar y evaluar las fallas geológicas, según un estudio publicado este martes en Nature Communications
“Nuestro método permite acceder a registros de calidad similares a los de los sismómetros utilizando una infraestructura ya existente, y con una densidad de puntos muy superior”, explica a la AFP Philippe Jousset, del Centro alemán de investigación en geociencias (GFZ), con sede en Potsdam.
Para sus trabajos, los investigadores utilizaron la fibra óptica de un cable de 15 km de largo instalado en 1994 en la península de Reykjanes, al suroeste de Islandia, registrando cada cuatro metros las señales sísmicas provenientes de fuentes naturales y antropológicas.
“Las redes sísimicas más densas del mundo generalmente sólo tienen un sensor cada 20 km”, precisa Elizabeth S. Cochran, del Earthquake Science Center de Pasadena, en Estados Unidos, en un comentario publicado en este estudio.
“Durante los nueve días de registros en nuestro experimento, hemos detectado 83 terremotos en Islandia y tres lejanos, con una magnitud de 6,3 en Indonesia, a más de 12.000 km de Islandia”, anuncia Jousset.
“También hemos identificado con una precisión espacial inigualable estructuras tectónicas, en zonas como las fallas y diques volcánicos del Rift de Reykjanes (zona tectónica de extensión entre las placas Euroasiática y Americana) y descubierto nuevos procesos dinámicos del funcionamiento de las fallas”, añade.
“Al menos un terremoto de magnitud 7 o más se produce todos los meses en algún lugar alrededor del globo”, señala Cochran. “Comprender cómo, cuándo y en qué medida se producen los temblores de tierra más destructores es esencial para atenuar sus efectos”, añade.
Esta técnica descrita en este estudio ya ha sido utilizada en la industria para vigilar los campos de petróleo o de agua caliente. Pero, esta vez, los investigadores utilizan cables casi a nivel de la superficie del suelo (a aproximadamente un metro de profundidad) y no solamente en perforación.
La explotación y mantenimiento de las redes de sismógrafos son indispensables, tanto como es importante vigilar las zonas expuestas a los temblores de tierra, pero pueden costar centenares de millones de dólares.
Además, “estos datos sólo brindan generalmente observaciones limitadas, puesto que los instrumentos están demasiado espaciados o los datos no son dados en continuo”, explica Cochran.
Además “con el desarrollo de internet de banda ancha, cada vez más zonas están cubiertas por la fibra óptica”, destaca Jousset.