Al menos 22 niños y cuatro mujeres murieron en un ataque aéreo de la coalición dirigida por Arabia Saudita mientras huían de las zonas de combate en Yemen, dijo este viernes el subsecretario general de Naciones Unidas para asuntos humanitarios.
Otros cuatro niños murieron también el jueves en un ataque aéreo separado, denunció igualmente Mark Lowcock. Ambos ocurrieron en la región de Al Durayhimi, al sur de la ciudad rebelde de Hodeida.
“Esta es la segunda vez en dos semanas que un ataque aéreo de la coalición liderada por Arabia Saudita provoca decenas de bajas civiles”, señaló Lowcock en un comunicado.
Un ataque de la coalición contra un autobús en el bastión rebelde de Saada el 9 de agosto mató a 51 personas, entre ellas 40 niños, lo que llevó al secretario general de la ONU, Antonio Guterres, a pedir una investigación independiente.
Lowcock se hizo eco del llamado de Guterres para “una investigación imparcial, independiente y rápida” y dijo que “aquellos con influencia” sobre los bandos enfrentados deben garantizar que los civiles estén protegidos.
La coalición ha anunciado que investigará el ataque del autobús del 9 de agosto, que generó una fuerte condena internacional, pero los grupos de derechos humanos insisten en que cualquier investigación debe ser imparcial.
La agencia de noticias Saba, dirigida por los rebeldes, dijo que el ataque aéreo de este jueves golpeó a un autobús y una casa, pero los Emiratos Árabes Unidos (EAU), un socio clave en la coalición, culpó a los rebeldes hutíes por el ataque.
Al Durayhimi ha sido por dos semanas escenario de enfrentamientos entre los rebeldes y las fuerzas progubernamentales.
“Tenía la esperanza de que la indignación que siguió al ataque de Saada en Yemen hace dos semanas sería un punto de inflexión en el conflicto. Los ataques de ayer en Al-Durayhimi, que mataron a 26 niños, indican que no fue así”, dijo Henrietta Fore, directora de UNICEF, la agencia de la ONU para la infancia.
Liderada por Arabia Saudita, la coalición lanzó su campaña militar en Yemen en 2015 para hacer retroceder a los hutíes que aún controlan la capital, Saná, y devolver al poder al presidente Abd Rabo Mansur Hadi.
La guerra ha dejado casi 10.000 muertos y desató lo que las Naciones Unidas describen como la peor crisis humanitaria del mundo.