Con su rostro absolutamente realista, Erica fija su mirada en los ojos de su interlocutor. Al igual que ella, los humanoides están ganando espacio en la investigación robótica, ya que su forma humana resulta clave para integrarlos en nuestra vida cotidiana, según varios investigadores.
“Ha hablado usted de gestión de proyectos. ¿Puede contarme más?”, pregunta Erica en una entrevista ficticia de trabajo, en la que hace de responsable de recursos humanos. No comprende el fondo de la conversación, pero reacciona cuando capta una palabra clave.
La presencia de robots en el día a día es fuente de polémica, por el temor a que destruya millones de empleos. Y sin embargo, es inevitable, aseguran los ingenieros reunidos hasta este viernes en el congreso internacional de robótica IROS 2018, en Madrid.
En unas sociedades cada vez más envejecidas, “los robots acabarán tarde o temprano coexistiendo con los humanos”, afirma a la AFP Hiroko Kamide, una psicóloga japonesa especializada en la relación entre personas y robots y su “coexistencia pacífica”.
El sacar a los robots de la industria y los laboratorios para insertarlos en los hogares y los lugares de trabajo implica desarrollar “máquinas polivalentes capaces de interactuar con el hombre”, y que no sean “peligrosas” para él, explica Philippe Souères, director del departamento de robótica en el centro de investigación LAAS-CNRS (Toulouse, Francia).