El embajador de México en Guatemala, Luis Manuel López, dijo a la AFP que estas personas, que pugnan por llegar a Estados Unidos, serán registradas por Migraciones de México
Autoridades mexicanas abrieron este sábado su frontera para dejar pasar a mujeres y niños que integran una caravana de migrantes procedentes de Honduras, para aliviar la espera a las miles de personas hacinadas sobre el puente que une México con Guatemala.
El embajador de México en Guatemala, Luis Manuel López, dijo a la AFP que estas personas, que pugnan por llegar a Estados Unidos, serán registradas por Migraciones de México y pernoctarán en una estación migratoria para ser conducidas luego a un albergue en Tapachula, a unos 40 kilómetros de Ciudad Hidalgo
Decenas de policías antimotines mexicanos custodian la línea fronteriza en el puente internacional, mientras que miles de migrantes aguardan hacinados sobre el paso y detrás de la valla que los separa de México.
Los uniformados usaron gases lacrimógenos para controlar a la multitud que corrió hacia la frontera mexicana, que pocos lograron atravesar.
Sin espacio ni siquiera para acostarse sobre el asfalto del puente, los indocumentados estiran sus manos por entre los barrotes de más de dos metros suplicando por agua y comida, después de pasar horas bajo el sol y de resignarse a pasar la noche a la intemperie.
“No hemos comido, los soldados solo nos mandaron un poco de agua”, comentó con voz cansada Marina Alvarado, de 48 años, que viaja con tres hijos de entre 10 y 18 años.
“Estamos encarcelados aquí, como animales. Por favor que abran la puerta”, suplicó Marina sin éxito.
Decenas de niños y bebés se encuentran en la primera línea de la larga columna de migrantes que tienen abarrotado todo el puente fronterizo que cruza el caudaloso río Suchiate, al que incluso algunos hombres se lanzaron durante la estampida para tratar de entrar a México.
“Vamos a esperar que nos abran los portones del lado de México”, dijo también Olga Rodríguez, de 24 años, madre soltera que decidió migrar con sus cuatro hijos de entre nueve meses y nueve años.
En medio del mar de migrantes, Olga se abría paso con un carrito en el que llevaba a los niños más pequeños, mientras que a otro que caminaba le ató un cordón a la mano para que no separara de ella.
“No tengo apoyo de nadie en Honduras. Mi sueño es que mis hijos vivan una buena vida”, señaló la mujer.
El presidente de México, Enrique Peña Nieto, calificó el incidente en su frontera como “una situación inédita” y advirtió que su país no permitirá el ingreso a su territorio de manera irregular y “mucho menos de forma violenta”.
El éxodo ha sido fuertemente criticado por el presidente estadounidense, Donald Trump, quien ha amenazado a Guatemala, Honduras y El Salvador con quitarles la ayuda financiera si no contienen la migración ilegal.
– Reunión presidencial –