La XXVI Cumbre Iberoamericana se realiza en medio de una agitación regional por las caravanas de migrantes centroamericanos que buscan llegar a Estados Unidos. Además de la ola migratoria de venezolanos, considerada por la ONU como la mayor de la historia reciente del hemisferio occidental.
La reunión comenzó con un llamado a la unidad para resolver los desafíos que enfrenta la región, dijo la ministra de Relaciones Exteriores de Guatemala, Sandra Jovel.
La jefa de la diplomacia guatemalteca afirmó que es necesario enfrentar retos actuales para mejorar el futuro, por lo se escogió como lema de la cumbre “Una Iberoamérica próspera, inclusiva y sostenible”.
La secretaria de la Secretaría General Iberoamericana, Rebeca Grynspan, coincidió con Jovel en la necesidad de diálogo y de impulsar la agenda 2030 para el desarrollo sostenible en la región ante desafíos como el calentamiento global y la desigualdad social.
Sin embargo, los funcionarios evitaron mencionar el tema y se centraron en impulsar programas para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.
En paralelo a la cumbre se han presentado pequeños focos de protestas. Una veintena de nicaragüenses radicados en Guatemala se manifiestan para rechazar la presencia de Ortega, señalado de reprimir con dureza a sus críticos y cargar contra movilizaciones con saldo de cientos de muertos.
En Guatemala viven unos 15,000 nicaragüenses, pero desde que inició la crisis en Nicaragua en abril han llegado otros 4,000, aseguró a la AFP el ingeniero mecánico Manolo Lagos, quien salió de ese país hace 34 años a causa de la represión sandinista de ese entonces.
Antigua es uno de los centros turísticos más importantes del país, fundada a principios del siglo XVI por los españoles y declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco en 1979.