Estados Unidos acusó a China de no modificar sus prácticas comerciales “injustas”, acentuando la tensión entre ambos gigantes económicos previo a una cita programada entre sus presidentes.
Las nuevas acusaciones se producen en momentos en que crece el pesimismo en los mercados sobre la posibilidad de que las dos mayores economías del mundo resuelvan pronto su disputa comercial.
El presidente estadounidense Donald Trump y el mandataerio chino Xi Jinping discutirán sobre comercio en ocasión de la cumbre del G-20 a celebrarse en Buenos Aires el 30 de noviembre y el 1 de diciembre.
En una actualización de un informe emitido en marzo, el representante de Comercio estadounidense (USTR), Robert Lighthizer, dijo el martes que China no había modificado sus prácticas comerciales, criticadas por Washington y otras grandes economías.
“Esta actualización muestra que China no ha modificado sus prácticas injustas, irracionales y que distorsionan del mercado” que habían sido analizadas en el informe de marzo, dijo Lighthizer.
Las autoridades estadounidenses acusan a China de procurar el dominio global en industrias de innovación en sectores como la robótica o la energía renovable a través de medios ilícitos.
Esos medios incluyen según Estados Unidos el robo de propiedad intelectual al forzar a las compañías norteamericanas a transferir tecnologías para operar en el mercado chino, el hackeo y el espionaje industrial, así como subsidios masivos y dumping.
Pekín rechaza esas acusaciones pero Bruselas y Tokio se han unido a Washington para denunciar las prácticas comerciales chinas.
China se mostró restringida en su respuesta a las últimas acusaciones del gobierno de Trump.
“La cooperación económica y comercial China-EEUU es por naturaleza mutuamente beneficiosa”, dijo el miércoles Geng Shuang, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, en rueda de prensa.
“Las fricciones económicas y comerciales son normales. La clave es dialogar y consultar sobre la base de un mutuo respeto, igualdad e integridad”, agregó.