Los primeros barcos de crucero híbridos del mundo, pensados para explorar las frágiles regiones polares sin contaminar demasiado, van tomando forma en Noruega, un importante paso para volver más verde un sector a la zaga en materia medioambiental.
Los buques “Roald Amundsen” y “Fridtjof Nansen” (bautizados como los ilustres exploradores noruegos) despliegan su silueta negra, roja y blanca al pie de las colinas en los astilleros navales de Kleven, en Ulsteinvik (oeste).
En el interior de sus imponentes cascos, decenas de obreros acondicionan unos buques que, según las promesas de su propietario, reducirán las emisiones un 20% respecto a un barco clásico.
“Nuestra ambición es llegar a cero emisiones”, explica a la AFP Daniel Skjeldam, director general de la empresa Hurtigruten, especializada en cruceros de exploración, sobre todo en el Ártico y la Antártida.
“Aún no llegamos a ese punto porque la tecnología disponible no lo permite, pero es un paso enorme. Estos buques son todo lo adelantados que es posible que sean para este tipo de operaciones alrededor de los polos”, afirma.
Los dos barcos, con una capacidad de 530 camas cada uno, se entregarán en los dos primeros meses de 2019, con algunos meses de retraso.
En sus entrañas, un muro de baterías completará los cuatro motes diésel.
“Incluso cuando estamos estacionados en un lugar observando pingüinos, a veces necesitamos energía para alejarnos del hielo o posicionar el buque de cara al viento”, explica Ivar Pedersen, electricista a bordo del “Roald Amundsen”.
“En lugar de activar uno de los motores diésel, las baterías proporcionarán la potencia necesaria”, indica.