Una tormenta que azotó la semana pasada a Filipinas dejó 68 muertos en el centro del país, según un nuevo balance anunciado este lunes por las autoridades y que podría aumentar.
Un total de 57 personas murieron en la región montañosa de Bicol, en el sudeste de Manila, y otras 11 fallecieron en la isla de Samar. La mayoría de las muertes se produjeron por ahogamiento o por deslizamientos de tierra. El balance anterior daba cuenta de 22 muertos.
“Me temo que (el balance) aumente aún más porque todavía hay muchas zonas a las que no hemos llegado”, declaró Claudio Yucot, director del servicio de protección civil en la región de Bicol.
La tormenta llamada “Usman” golpeó Filipinas el sábado pasado, pero sin los vientos fuertes que acompañan los tifones. Sin embargo se produjeron precipitaciones intensas que causaron inundaciones y debilitaron los terrenos donde luego hubo derrumbes.
Muchos habitantes no pudieron tomar las precauciones habituales en este archipiélago que sufre fenómenos climáticos extremos, porque la tormenta anunciada no fue clasificada como tifón.
“Las personas se confiaron demasiado porque estaban en plenas vacaciones de Navidad y no se había emitido ninguna alerta de tifón”, lamentó Yucot.
Al menos 17 personas están desaparecidas y más de 40.000 fueron desplazadas por la tormenta.
Alrededor de 20 tifones o tormentas golpean cada año a Filipinas, dejando saldos de cientos de muertos. El tifón más mortífero de la historia en este país fue el Haiyan, en 2013, que dejó más de 7.350 muertos o desaparecidos.