Es hora de fijar la mirada en las oportunidades que nos llevarán al desarrollo pleno y equitativo
Luego de pasar casi dos décadas asumiendo que la planificación es una materia propia de los regímenes socialistas y una economía liberal abierta al mundo no requería ninguna dirección pues el mercado resolvía estos temas, ahora nos vemos en la necesidad de devolverle al Estado esa misión.
Cuando un país tiene instituciones democráticas fuertes y empresas que representan “the commanding heights” de la economía con capacidad para trascender fronteras no hay tanta necesidad de planificación. Las empresas multinaciones aprenden a reinventarse o desaparecen, el mercado de capitales trasciende hacia la búsqueda de nuevas oportunidades de inversión en nuevas aventuras económicas.
Distinta es la suerte de los países pobres o con economías débiles y sociedades fracturadas o poco organizadas. Es allí donde el Estado teniendo presente que el camino hacia la institucionalidad democrática y la economía de mercado son irreversibles puede asumir una posición de ente alentador hacia cierto tipo de desarrollo que involucre mayores niveles de bienestar económico y mejor equilibrio geográfico de la inversión.
Hoy por hoy nadie entiende porque Panamá teniendo un centro financiero bastante desarrollado frente a los vecinos centroamericanos no haya puesto la mira en capturar esos mercados.
Tampoco se entiende porque teniendo un Canal de Panamá y una posición geográfica envidiable el sector privado no ha incursionado en el transporte marítimo. No hay empresas navieras panameñas surcando los mares del mundo. Solo hay barcos con bandera panameña pertenecientes a empresas navieras extranjeras.
Nuestras firmas de abogados no han tenido la capacidad de integrarse en firmas centroamericanos abriendo así mayores posibilidades de capturar empresas multinacionales en sus necesidades regionales. Sería demasiado aspirar firmas panameñas ofreciendo servicios legales en toda la región latinoamericana bajo un solo nombre y logo. En el argot regional se le denomina como Multilatinas.
En el área del comercio al por mayor todas las marcas mundiales están aquí representadas por empresarios panameños. Cuando empezaremos a consolidar la representación de estas marcas mundiales en toda Latinoamérica. Algunos pasos pininos se han dado entre algunos comerciantes. Pero el Estado debe empujar a la empresa privada y ofrecerle el apoyo gubernamental para trascender fronteras.
En materia de turismo vivimos zigzagueando, No puede existir inversión privada significativa con un Estado vacilando si hace o no mancuerna con el sector privado para desarrollar la marca país en el mundo. Atraer 10 millones de turistas al año (no ejecutivos, o en tránsito) no es tarea difícil de lograr con todas las bondades y atributos de nuestro país. Extranjero que llegue a nuestras tierras queda maravillado por la variedad de opciones existentes en este pequeño país y la diversidad racial, étnica y cultural. Aprovechar responsablemente todos esos atributos naturales y culturales como oferta turística nos abre un sinnúmero de oportunidades a lo largo y ancho del país.
Al Estado le corresponde empujar a la empresa privada hacia una dirección creando las opciones necesarias para el desarrollo nacional. En un país desordenado como el nuestro alguien debe tomar la batuta y en ese sentido analizando nuestras ventajas competitivas podríamos lograr que la inversión privada se destine hacia esas áreas poco o nada explotadas pero que están allí a la espera.