Una agrónoma coloca trampas en una zona boscosa en las afueras de Tegucigalpa para monitorear el regreso de un insecto que años atrás destruyó extensas superficies de pinares. Su aparición se debió a una sequía provocada por El Niño, un fenómeno que amenaza nuevamente la agricultura y las fuentes de agua de consumo en Centroamérica.
“Hay preocupación” con el insecto, afirma Cristel Castro, del estatal Instituto de Conservación Forestal (ICF), mientras revisa una de las trampas en una montaña de Valle de Ángeles, unos 15 km al este de la capital hondureña. “Pero es bueno que haya preocupación para estar alertas”.
En enero pasado, el presidente Juan Orlando Hernández alertó de un rebrote del llamado gorgojo, cuyo nombre científico es Dendroctonus frontalis, que entre 2013 y 2017 destruyó 511.000 de las 1,9 millones hectáreas de coníferas de Honduras.
El gorgojo destructor reapareció en momentos en que América Central afronta una severa sequía que causa pérdidas en cosechas y drásticos racionamientos de agua para consumo humano, que puede agudizarse por el fenómeno climático de El Niño.
El Programa Mundial de Alimentos (PMA) señaló en un informe que “después de varios meses de coqueteo, el océano tropical del Pacífico y la atmósfera parecen haberse acoplado (…) y ahora cumplen con los criterios para las condiciones de El Niño”.