Madeleine, Joseph, Laure… ¿Quiénes eran los modelos negros que durante dos siglos posaron anónimamente para Géricault, Manet o Matisse? Una exposición en París establece su identidad, en un ejercicio inédito en Francia para rescatarlos del olvido.
Definida por sus comisarios como un “primer gesto por parte de un gran museo nacional”, la muestra “El modelo negro, de Géricault a Matisse” en el Museo de Orsay recorre desde el combate abolicionista de fines del siglo XVIII, hasta la afirmación de la identidad negra del siglo XX, con íconos como Josephine Baker.
Un viaje artístico, pero también político y social, que reúne 300 obras con el propósito de aportar “una nueva mirada sobre un tema ignorado durante demasiado tiempo”: la contribución de los negros en la historia del arte.
– Joseph y “La balsa de la Medusa” –
“Negro”, “Mulato”… los títulos raciales de los retratos de negros de principios del siglo XIX son reflejo de una época en que Francia todavía mantenía la esclavitud en sus colonias, tras ser restaurada por Napoleón en 1802, ocho años después de que la Revolución Francesa lograra abolirla.
La muestra mantiene los títulos, pero rebautiza aquellas obras cuyos modelos sus comisarios lograron identificar al menos con su nombre de pila, como a “Madeleine”, una joven de Guadalupe que se liberó de la esclavitud para convertirse en la empleada doméstica del cuñado de la artista que la pintó, Marie-Guillemine Benoist.
En este retrato de 1800 que abre la muestra, Madeleine posa sentada dignamente, pero su seno al descubierto recuerda inequívocamente su antigua condición de esclava.
Nacido en Santo Domingo en 1793, empleado como acróbata en París, Joseph fue uno de los grandes modelos artísticos del siglo XIX en Francia y el gran protagonista de “La balsa de la Medusa”, de Théodore Géricault, expuesta en el Museo del Louvre.
Con su espalda ancha y su torso musculoso, Joseph representa en esta célebre obra al marinero que agita el pañuelo como última esperanza para salvar del naufragio a un grupo de colonizadores frente a las costas de Mauritania.
Géricault fue un militante de la causa abolicionista y en “La balsa de la Medusa” incluyó a tres negros, pese a que la Historia solo da cuenta de uno a bordo de la precaria embarcación.
– Junto a Olympia, Laure –
Cuando Edouard Manet expuso por primera vez en 1865 su “Olympia”, la esclavitud había sido abolida definitivamente en Francia casi dos décadas antes, en 1848.
Obra considerada fundadora de la pintura moderna por su realismo, escandalosa en su día por sus alusiones a la prostitución, se trata de un desnudo de una joven blanca, “Olympia”, estirada sobre una cama que mira directamente al espectador.
Pero si de este óleo han corrido ríos de tinta, hasta ahora se había ignorado la identidad de su segundo personaje, una sirvienta negra de pie junto a la cama que sostiene un ramo de flores destinado a su ama.
“Laure, una negra muy bella”, había escrito en una libreta de modelos Manet, junto a su dirección en París. Los comisarios descubrieron por ejemplo que Laure pagaba un alquiler de 200 francos al mes, una suma muy modesta, en un barrio de obreros y comerciantes.
– Inversión de papeles –
Pero la sirvienta es blanca y su ama negra en “I like Olympia in black face” (1970), del estadounidense Larry Rivers, una de las obras que cierran la exposición, como culminación de un proceso histórico que llevó a la afirmación de la identidad negra en el siglo XX.
La muestra, presentada previamente en versión reducida en la Wallach Art Gallery de Nueva York, estará abierta hasta el 21 de julio y viajará posteriormente a Guadalupe.