Una cámara fotográfica nos ha puesto frente al espejo. La tierra tal cual es y nuestro efecto en ella
La idea no era que se tratara de un viaje en safari espacial para tomar fotografías. En marzo de 2015, la NASA envió al astronauta Scott Kelly a estar en órbita a bordo de la Estación Espacial Internacional (EEI) durante un año para que los científicos pudieran aprender qué le sucede al cuerpo humano en misiones extendidas en el espacio. (Resultó que mucho; lee aquí los resultados del estudio).
Pero entre las tomas de sangre y las reparaciones al equipo de la estación, Kelly se tomó el tiempo de enfocar su Nikon D4 hacia el planeta desde las ventanas de la EEI, en su cúpula, o desde una portilla en el piso de un módulo de laboratorio (el lugar preferido de Kelly).
Ahí captó una tormenta de nieve en la costa este estadounidense, la etérea aurora polar, los desiertos multitono de África del Norte, los remolinos en el Caribe; todo eso vio y después lo compartió en su cuenta de Twitter, que se convirtió en un ojo hacia la Tierra. Muchas imágenes las recopiló en el libro Infinite Wonder, publicado en octubre de 2018.
Algún día los datos recabados por los experimentos médicos a Kelly ayudarán a abrir la puerta hacia nuevos mundos. Sus fotografías desde ya nos dan un vistazo al mundo que tenemos.