Rótulos de bancos, tiendas y hasta carteles de campaña escritos en chino muestran la fuerza pujante del gigante asiático en Panamá, un país tradicionalmente bajo la influencia de Estados Unidos que el domingo celebrará elecciones generales.
En el barrio capitalino de El Dorado, la presencia china salta a la vista en comercios de celulares y electrodomésticos, textiles, alimentos, bancos y restaurantes. Incluso un candidato a concejal intenta atraer votantes con frases en el idioma del país asiático en sus publicidades.
Los expertos creen que la presencia de China en Panamá aumentará en los próximos años, luego de que ambos países establecieran relaciones diplomáticas en 2017.
Los principales candidatos que aspiran a quedarse el domingo con la presidencia de Panamá han manifestado sus intenciones de continuar profundizando la relación con China, sin descuidar los lazos con el aliado tradicional, Estados Unidos.
“Lo que intentará el próximo gobierno panameño será mantener una relación cordial y beneficiosa con ambos países”, dijo a la AFP el director del Centro Internacional de Estudios Políticos y Sociales, Harry Brown.
Siete aspirantes competirán en las urnas por la presidencia, aunque los favoritos en las encuestas son los opositores Laurentino Cortizo (socialdemócrata), Rómulo Roux (derecha) y Ricardo Lombana (independiente), además del oficialista José Blandón.
“Entre dos elefantes”
Estados Unidos y China en segundo lugar son los principales usuarios del Canal de Panamá, ruta marítima por la que pasa un 5% del comercio marítimo mundial.
“El nuevo gobierno intentará mantener tranquilo a Estados Unidos y, al mismo tiempo, seguir aprovechando la relación con China en beneficio de los sectores económicos que representa”, analizó el profesor de Relaciones Internacionales de la Florida State University en Panamá, Carlos Guevara-Mann.
“Este intento entraña un gran desafío y solo podrá realizarse en tanto Estados Unidos no presione a Panamá para que cierre las puertas a China”, añadió.
Estados Unidos, que operó el Canal desde su construcción en 1914 hasta el 31 de diciembre de 1999, ha tenido gran influencia sobre Panamá en el último siglo.
Pero la presencia china inquieta a Washington, que ya ha advertido al gobierno panameño sobre los supuestos riesgos y peligros de ese acercamiento.
Para Enoch Adames, excoordinador académico de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) en Panamá, “no hay duda de que va haber cierta aprehensión y cierta cautela en la forma mediante la cual se van a llevar las relaciones con China”.
Esa “cautela”, dice Adames, se debe a la “radicalidad mediante la cual Estados Unidos está estableciendo relaciones con sus socios políticos y comerciales”.
Panamá podría quedar en el medio de la rivalidad de las dos potencias. Lo advierte, entre otros analistas, Julio Yao, catedrático en derecho internacional de la Universidad de Panamá: “Ninguno de los candidatos entiende la geopolítica entre China y Estados Unidos; mucho menos concibe cómo Panamá puede beneficiarse de dicha disputa, con el peligro de ser aplastada entre dos elefantes”.
Relaciones paralelas
Pekín busca que Panamá se convierta en un punto de conexión logístico para la expansión de su comercio, inversiones y diplomacia en Latinoamérica.
A su vez, Panamá espera de China inversiones millonarias en infraestructura y la posibilidad de acceder al mercado de la segunda economía del mundo.
Por otro lado, Panamá y Estados Unidos comparten programas de seguridad en la lucha contra el narcotráfico, el crimen organizado, el lavado de dinero y la migración ilegal.
“Estados Unidos ha sido, es y seguirá siendo un socio histórico para Panamá. Es nuestro aliado y nuestro principal socio comercial”, dijo a la AFP la vicepresidenta y canciller panameña, Isabel de Saint Malo.
La relación con China también “tiene una base sólida”fundamentada en “temas relevantes para ambos países”, evaluó De Saint Malo.
“Si bien la agenda con los Estados Unidos es y siempre ha sido una prioridad para Panamá, nuestra relación con China no va en detrimento de ello”, añadió la diplomática.
La bandera china se vende en uno de los escaparates de una tienda en El Dorado, algo difícil de imaginar años atrás para el panameño Hubert Hammond, nacido en la antigua zona estadounidense del Canal.
“Siento que Estados Unidos abandonó Panamá como a otros países latinoamericanos. La presencia asiática no era una amenaza en aquel tiempo, pero ahora sí la veo para el comercio y la seguridad” de Panamá y Washington, dijo Hammond a la AFP.