Carlos Vecchio, representante de Guaidó en Estados Unidos, acudió en la tarde a la sede diplomática para celebrar el desalojo.
Los últimos cuatro activistas pro Nicolás Maduro que permanecían en la embajada de Venezuela en Washington fueron desalojados este jueves por la policía, poniendo punto final a un inédito conflicto de semanas por la ocupación de la sede diplomática.
Desde hace más de un mes y con la anuencia del gobierno de Maduro, un grupo de activistas estadounidenses dormían en el edificio para impedir la entrada de la delegación del líder opositor venezolano Juan Guaidó, reconocido por Estados Unidos y medio centenar de países como presidente interino.
Carlos Vecchio, representante de Guaidó en Estados Unidos, acudió en la tarde a la sede diplomática para celebrar el desalojo.
“Se acabó la usurpación en este edificio”, dijo en un discurso en el que agradeció al gobierno del presidente estadounidense Donald Trump y anunció que la embajada se transformará en un punto de acopio de ayuda humanitaria para su país, que sufre una severa crisis.
Vecchio pidió “paciencia” y explicó que el edificio todavía está siendo revisado.
“Es una emoción tan grande, nos imaginábamos que estamos liberando Venezuela”, contó a la AFP Arelis Valdivez, una venezolana de 64 años originaria de Valencia, que viajó desde Miami por tierra para participar en la protesta contra los activistas que tenían tomada la sede, pero que una vez en Washington celebró junto a su comunidad.
Los cuatro militantes que quedaron en el recinto fueron arrestados, pasarán la noche en prisión y comparecerán el viernes después del mediodía en un juzgado local, dijo a la AFP Brian Becker, militante de la organización ANSWER Coalition, un acrónimo para Actúa Ahora para Detener la Guerra y el Racismo.
Durante el operativo todo el perímetro de la embajada estuvo acordonado y un furgón negro de la policía impidió ver el momento en que los activistas fueron introducidos en los vehículos para ser trasladados.
Una “violación” del derecho
El gobierno de Maduro, que rompió relaciones diplomáticas con Estados Unidos, calificó el desalojo como un acto de soberbia y dijo que el gobierno estadounidense viola el derecho internacional.
“Una vez más la Administración Trump demuestra que le duele la verdad y reacciona con soberbia violando el Derecho Internacional”, tuiteó el canciller venezolano, Jorge Arreaza.
También en Twitter expresó su rechazo el gobierno de Cuba, aliado de Maduro, a través del vicecanciller Rogelio Sierra, quien escribió que “la irrupción ilegal” en la legación fue “un acto vergonzoso, violatorio de los principios y normas del Derecho Internacional”.
El propósito de los activistas, que denuncian la existencia de un plan de golpe de Estado contra Maduro, era impedir el ingreso de los delegados de Guaidó y custodiar el recinto luego de que salieran los últimos diplomáticos de Maduro el 24 de abril.
Sólo cuatro personas quedaban en el recinto, después de que el lunes la policía notificara que desalojaría por la fuerza a los ocupantes, quienes se habían agrupado en el Colectivo para la Protección de la Embajada, una plataforma de varias organizaciones de izquierda.
Para Ariel Gold, militante de Code Pink, una de las organizaciones que conformó el Colectivo para la Protección de la Embajada, la entrada de la policía fue un acto “ilegal que viola la convención de Viena”.
“Ellos lo quieren es un golpe de estado para restaurar el estatus quo de cuando PDVSA estaba manejada por una computadora desde Miami”, dijo en referencia a la petrolera estatal venezolana María Soledad Trujano, una panameña de 74 años que viajó desde Carolina del Sur para apoyar a los activistas pro Maduro.
Después del fallido levantamiento de un grupo de militares contra el gobierno de Maduro el 30 de abril, venezolanos residentes en la capital estadounidense comenzaron a acampar fuera de la embajada y sitiaron a los activistas para impedir que entraran provisiones.
“Yo creo que sin hacer menoscabo del esfuerzo que nosotros hicimos aquí, tanto la comunidad como los diplomáticos, la embajada no es lo principal, es solamente una parte. Esta es una situación que puede cambiar de un momento a otro”, concluyó Roberto Nasser, un venezolano de 56 años que durante dos semanas pasó cerca de 16 horas diarias fuera de la embajada.