Los últimos colegios electorales cerraron a las 12H30 GMT, poniendo punto final a seis semanas de elecciones legislativas.
Las elecciones legislativas en India, las mayores del mundo, terminaron este domingo tras una agresiva y en ocasiones violenta campaña llena de insultos y noticias falsas.
Los últimos colegios electorales cerraron a las 12H30 GMT, poniendo punto final a seis semanas de elecciones legislativas en las que se decidía si el primer ministro nacionalista Narendra Modi logra un segundo mandato.
De las playas de Goa hasta las barriadas de Bombay y los monasterios de Ladakh, junto a la cordillera del Himalaya, 900 millones de personas –de una población total de 1.3400 millones– fueron convocadas a votar.
Aunque no son muy fiables, los sondeos predicen una nueva victoria del Partido Bharatiya Janata (BJP) nacionalista hindú del jefe de gobierno Narendra Modi, aunque con una mayoría parlamentaria menor.
Los colegios electorales de los ocho estados del norte que elegían a los últimos 59 candidatos a ocupar uno de los 543 escaños de la cámara baja registraron largas colas de votantes.
Las autoridades impusieron grandes medidas de seguridad en el estado de Bengala Occidental, escenario de episodios de violencia entre los seguidores del partido nacionalista hindú de Modi y la oposición.
Un grupo atacó una oficina del BJP en la ciudad y la policía tuvo que retirar a activistas que bloqueaban las mesas electorales.
– Elecciones en varios días –
La enormidad de la población india y de su electorado, así como los retos logísticos y de seguridad, obligaron a celebrar estos comicios en varios días desde el 11 de abril, en 1,1 millones de centros de votación.
Todas las papeletas electorales se contarán en un único día, el jueves. Hasta entonces, las máquinas de votación están almacenadas en salas acorazadas con guardias y cámaras de vigilancia que controlan cada movimiento.
Si hay una tendencia clara en los resultados, se conocerá en torno al mediodía (06H30 GMT) del jueves.
La circunscripción de Modi en Varanasi, la ciudad santa del estado de Uttar Pradesh, estaba también entre las que votaron este domingo.
Modi celebró 142 actos por toda India, en algunas ocasiones cinco al día.
El sábado, el nacionalista hindú de 68 años inició un retiro espiritual en un santuario del Himalaya.
Ante él, y con la esperanza de convertirse en el cuarto miembro de la dinastía Nehru-Gandhi en dirigir India, Rahul Gandhi, del opositor Partido del Congreso, ha sufrido para hacerse oír frente a la enorme campaña del BJP.
– “Fake news” e insultos –
Las noticias falsas y las imágenes manipuladas abundaron durante la campaña, como las que mostraban a Gandhi y a Modi almorzando con Imran Khan, el primer ministro del archirrival Pakistán.
También hubo muertes. Los rebeldes maoístas que se oponen al Estado indio mataron a 15 soldados y a su chófer en el estado occidental de Maharashtra el 1 de mayo.
La semana pasada se produjeron enfrentamientos en el estado clave de Bengala Occidental, donde el BJP espera lograr avances para compensar las esperadas pérdidas de apoyo en Uttar Pradesh, el estado más poblado.
Gandhi, de 48 años, ha intentado atacar a Modi en varios frentes, especialmente en un presunto caso de corrupción en un acuerdo sobre defensa con Francia y en las dificultades de los agricultores y la economía.
Ambos intercambiaron insultos a diario: Modi llamó “tonto” a Gandhi y este le tildó de “ladrón”.
“Todos los insultos y las acusaciones de mala conducta sugieren que los estándares de la política india han bajado mucho”, dijo Asit Banerjee, profesor de historia en Calcuta, mientras hacía cola para votar.
“La campaña estuvo repleta de un sinfín de comentarios amargos. Estamos perdiendo la esperanza en la democracia, es hora de volver a empezar”, dijo el hombre de 60 años a AFP.
El gobierno de Modi no ha logrado crear suficientes empleos para los millones de indios que acceden al mercado de trabajo cada mes y la impactante e inesperada prohibición del dinero en efectivo en 2016 provocó enormes problemas a las familias.
Los linchamientos de musulmanes y de miembros de la casta baja Dalit por comer carne, sacrificar y comerciar con ganado aumentaron durante el mandato de Modi, provocando que parte de los 170 millones de musulmanes en el país se sientan amenazados y angustiados por su futuro.