La sabiduría convencional dicta que debemos recibir con entusiasmo todas las oportunidades que se nos presentan, pero hacernos los difíciles de vez en cuando tiene sus ventajas.
Cuando estaba en la universidad, siempre era la primera en levantar la mano en clase (aunque debo decir que con esa conducta no hice muchos amigos). Ahora que soy escritora independiente, esa misma ansiedad por trabajar no me es ajena (traducida en respuestas inmediatas y algo más que el emoji ocasional). Ser cordial y estar dispuesta es lo mío, ya sea con correos electrónicos, mensajes en Twitter, mensajes por Slack, lo que se te ocurra.
Un estudio tras otro han demostrado que las oportunidades se consideran más valiosas a medida que se vuelven más escasas, lo que significa que las personas desean más aquello que no pueden tener, de acuerdo con Robert Cialdini, un destacado experto en influencia y autor de Pre-Suasion: A Revolutionary Way to Influence and Persuade.
Cialdini afirma que “el principio de la mesura dicta que las personas se sienten más atraídas a esas opciones u oportunidades que son escasas, únicas o cuya disponibilidad decrece”. El motivo detrás de esta idea está relacionado con la psicología de la “reactancia”, es decir, cuando creemos que algo es limitado para nosotros, solemos querer más.
Para nuestra suerte, de acuerdo con los expertos, es posible aprovechar este concepto y aumentar nuestro atractivo en aspectos como negociaciones y ascensos laborales. Entonces, si acostumbras entusiasmarte demasiado con cada pequeña oportunidad que se te atraviesa, te presentamos algunas formas de mantener el equilibrio.
Mostrarte siempre disponible puede jugar en tu contra, de acuerdo con Jeremy Nicholson, un psicólogo social que se enfoca en la toma de decisiones, la influencia social y las dinámicas interpersonales. Esto se resume en términos económicos: si no estás disponible y hay mucha demanda, tu valor aumenta.
Piénsalo de este modo: si te emociona mucho una oportunidad laboral, podría interpretarse como que tienes poca demanda. Una razón más para actuar con calma. Hacer que algo se perciba como difícil de obtener, comentó Nicholson, “suele aumentar la percepción del valor, si no es que el valor real”.
Parte de hacer que esto funcione significa mantener tu entusiasmo a raya.
“El exceso de entusiasmo puede ser un síntoma de ingenuidad o parecer desesperación pura y dura”, afirmó John Lees, un estratega de carreras profesionales que vive en el Reino Unido y es autor de How to Get a Job You Love.
Cuando se trata de algo como las negociaciones de compensación, deja claro que en realidad estás interesado en saber más acerca de la oportunidad, sugirió Lees, pero haz que se note que estás consciente de tus habilidades y tu valor comercial.
Si te buscan gerentes de contratación o clientes potenciales, Nicholson recomienda responder de manera respetuosa ante su interés, pero sin que parezca que estás demasiado ansioso. En otras palabras, que “eres selectivo respecto a las personas con quienes trabajas, pero considerarías trabajar con ellos o para ellos”.
Nicholson aconseja que tengas confianza y seas firme con respuestas como: “Bueno, estoy trabajando en otros proyectos, pero podría darle prioridad al suyo, si así lo desea”. Al mostrar un interés selectivo, estableces que eres un objetivo difícil, pero no tanto como para ofender a la persona que busca entablar una relación contigo, explicó, sino que más bien dejas claro que tienes otras opciones. “Además, les das prioridad porque ellos también son valiosos para ti”.
Si te sigue inquietando parecer demasiado ansioso, date tiempo de pensar bien antes de responder un correo electrónico o de usar el teléfono.
Mejor aún: muévete. Tomarte un momento para dar una caminata ha demostrado que reduce el estrés y aumenta tu bienestar. Esto permite que tu cerebro se apacigüe un poco, de acuerdo con Liz Ryan, fundadora de Human Workplace y autora de Reinvention Roadmap: Break the Rules to Get the Job You Want and Career You Deserve. El objetivo es aminorar tu ansiedad de modo que puedas enfocarte en la negociación en turno.
Es muy fácil emocionarse cuando se presenta una oportunidad inesperada, dijo Ryan, pero recuerda que tu poder en cualquier negociación se relaciona con tu capacidad para alejarte.
Una vez que algo despierte tu interés, canalízalo con la debida diligencia, afirmó Lees. “Investiga a la organización como si fueras a invertir la mitad de los ahorros de toda tu vida en ella”, dijo.
También es importante escuchar continuamente a tus instintos, añadió Ryan, y recuerda: no aceptes ninguna oferta antes de considerar los términos a cabalidad. Hacerte el difícil puede parecer escalofriante porque quizá necesitas mucho el dinero, “pero nadie te valorará tanto como tú mismo”, afirmó. En ocasiones solo se trata de darte el espacio para relajarte y evaluar la situación.
Ryan recomienda formular muchas preguntas, leer acerca de la organización desde la perspectiva de terceras partes e investigar en sitios de búsqueda de empleo para ver qué dicen trabajadores y extrabajadores. Considera que la meta es iniciar cualquier negociación con cuidado y con la mente despejada.
No solo tenemos que hacer nuestra tarea en el momento, dijo Cialdini, sino que también debemos evaluar de manera constante nuestro valor en el mercado, “para que en caso de que surja una oportunidad inesperada, no tengas que hacer una investigación apresurada respecto a este factor clave”.
Ten a la mano una lista actualizada de tus habilidades y logros para que puedas revisarla con rapidez cuando te hagan una oferta. También debes saber con antelación cuánto debes cobrar por tus servicios. Ryan sugiere utilizar herramientas en sitios de salarios (como Glassdoor) para determinar lo que cobran otros profesionales como tú según el área en donde vives.
La idea es tener un plan previo para no batallar en el momento. Saber con certeza cuánto valen tus habilidades te permitirá no apresurarte cada vez que surja una oportunidad (y sí, eso incluye respuestas de correo electrónico veloces).
Reconocer que hay posibilidades ilimitadas puede darte la seguridad y confianza que necesitas para generar resultados exitosos. “La mayoría de la gente que toma decisiones basadas en el miedo es gente que apuesta poco en comparación con las que apuestan en grande”, señaló Caroline Castrillon, una asesora empresarial y fundadora de Corporate Escape Artist. Añadió que los pensamientos negativos pueden convertirse en decretos cuando te los repites con demasiada frecuencia.
Intenta revalorar el discurso negativo y date cuenta de los momentos en los que te conduce a pensamientos de fracaso. ¿Te imaginas que perderás oportunidades futuras si no aceptas de inmediato las que están frente a ti? Como escritora independiente, a menudo he caído en la trampa de aceptar demasiados encargos por miedo a que negarme a hacerlo limite mis opciones más adelante.
No obstante, de acuerdo con Nicholson, debemos replantear cómo equilibramos la escasez y la abundancia en nuestra cabeza antes de poder usarlas con los demás. Cuando te preocupas por todas las cosas de las que vas a perderte si no aceptas una oportunidad en particular, estás empleando la mentalidad de escasez contigo mismo, en lugar de utilizarla como una estrategia de persuasión, dijo. “Estás en una desventaja mental verdadera”.
La mayoría de las personas acostumbran hablarles a sus posibles jefes o clientes “de todas las cosas maravillosas que pueden hacer y que harán para ellos”, explicó Nicholson, y agregó: “Es una mentalidad de abundancia a su favor”, mientras que tu diálogo interno podría estar lleno de inseguridad. “Se trata de invertir la situación”, dijo, “y abordarla desde una perspectiva de abundancia desde nuestro interior”.
Finalmente, proyectar una imagen de no estar tan disponible no significa limitar nuestro entusiasmo ni ser innecesariamente duros con nosotros mismos. Los expertos afirman que se trata de confiar en nuestro propio valor para que podamos ser proactivos. Esto significa alinear mentalmente nuestra emoción con la estrategia.
“Poner énfasis en la singularidad de tus recursos y tu enfoque colaborativo puede ayudarte a conseguir tus metas con mayor rapidez”, comentó Shirli Kopelman, profesora en la Escuela de Negocios Ross de la Universidad de Míchigan y autora de Negotiating Genuinely: Being Yourself in Business, quien considera las emociones como un recurso para la negociación.
Castrillon afirmó que parte del entrenamiento para pensar diferente consiste en salir de nuestra zona de confort con regularidad (y detenernos antes de enviar todas esas respuestas excesivamente ansiosas). Obligarte a ir más allá de lo que te crees capaz es una forma de entrenarte para ver las posibilidades, agregó.
“Básicamente, se trata de una mentalidad en la que, si las cosas no funcionan”, dijo, “hay algo aún mejor justo a la vuelta de la esquina”.