El miércoles por la noche, el gobierno de Venezuela y la oposición terminaron una ronda de negociaciones sin llegar a un acuerdo, un revés para los opositores que han visto cómo sus opciones se reducen mientras intentan destituir al presidente Nicolás Maduro.
Pocos esperaban que las conversaciones, celebradas en Noruega este mes, apaciguaran la agitación política que afecta a Venezuela desde enero.
Pero las negociaciones marcaron un cambio de estrategia por parte del líder opositor Juan Guaidó. En el pasado, se había resistido a esas conversaciones, y pedía la renuncia inmediata de Maduro e incluso instó a los militares a derrocarlo.
La oposición señaló que volvería a su enfoque original. “Hemos ratificado nuestra ruta”, dijo en un comunicado en el que volvió a hacer un llamado para la destitución de Maduro, junto con “un gobierno de transición y elecciones libres como vía para solucionar la tragedia que hoy sufre nuestra Venezuela”.
El gobierno de Venezuela también dijo que estaba abierto a otra ronda de conversaciones, sin especificar cuándo podría suceder. Jorge Rodríguez, Ministro para la Comunicación y la Información, fue el representante del gobierno en las negociaciones y dijo que Maduro continuará “trabajando por la paz, la armonía, la democracia y la defensa de la Constitución”.
El enfrentamiento comenzó en enero cuando Maduro asumió la presidencia por un nuevo período de seis años, después de que en 2018 ganó unas elecciones que muchos países consideraron como un proceso manipulado por la autoridades gubernamentales.
Juan Guaidó, frente a una multitud reunida en Caracas, se juramentó como presidente encargado ese mismo mes.
Guaidó cuenta con el respaldo de más de 50 países, incluido Estados Unidos, y el gobierno de Maduro ha enfrentado duras sanciones en medio de un gran colapso económico.
Sin embargo, la estrategia de Guaidó parece haber perdido el respaldo de muchos ciudadanos en las últimas semanas. En abril, Guaidó puso en marcha un intento fallido para destituir a Maduro por la fuerza cuando apareció en un video flanqueado por guardias nacionales que habían desertado del gobierno, pidiendo al resto de las fuerzas armadas que se unieran a su causa.
Pocos respondieron a su llamado y Maduro continúa en el poder.