Los ‘aprendices de brujo’ que quieren mejorar al hombre modificando sus genes corren el riesgo de obtener el efecto contrario: la mutación genética a la que un investigador chino sometió a bebés el año pasado para protegerlos del sida está directamente vinculada a una mayor mortalidad, según advierte un estudio.
Introducida artificialmente en el código genético de estos bebés en el marco de un experimento que causó polémica y rechazo global, esta mutación está presente naturalmente en algunas personas.
No obstante, quienes cuentan con dos copias de esta mutación tienen en promedio una tasa de mortalidad más alta que el resto, según el estudio publicado este lunes en la revista Nature Medicine.
“Tienen un 20% menos de probabilidades de llegar a los 76 años de edad”, prosiguen los autores del informe.
Para establecer esta estadística, se analizaron datos de más de 400.000 voluntarios inscritos en el registro británico UK Biobank, utilizado para estudios genéticos.
Sin embargo, el estudio no permite explicar las causas de esta mortalidad mayor. Pero subraya que la genética funciona como un juego de Mikado, en el cual mover un solo palito puede desplazar a muchos otros.
En efecto, la mutación en cuestión “protege contra el virus del sida y probablemente contra otros, como el de la viruela”, según los autores del estudio, Xinzhu Wei, de la universidad de Berkeley (CA, Estados Unidos), y Rasmus Nielsen, de la universidad de Copenhague.
Pero hay una contrapartida revelada en un trabajo anterior: “Parece ser que reduce la protección contra otras enfermedades infecciosas como la gripe”, mucho más comunes que el sida.
La conclusión de ambos científicos es que a causa de potenciales consecuencias inesperadas, “introducir mutaciones en seres humanos utilizando técnicas de ingeniería genética es algo bastante arriesgado, incluso aunque estas mutaciones parezcan constituir una ventaja”.
En noviembre de 2018, el científico chino He Jiankui anunció el nacimiento de gemelos cuyos genes había modificado para protegerlos del virus del sida. Algunas semanas más tarde, afirmó que una segunda mujer se encontraba embarazada de otro bebé genéticamente modificado.