En algunas zonas se registraron inundaciones y corrimientos de tierra, que arrasaron coches y una casa, según la cadena pública NHK.
Las autoridades japonesas multiplicaron este jueves las advertencias debido a los riesgos extremos de nuevos deslizamientos de tierra e inundaciones en el suroeste, donde las lluvias torrenciales causaron una segunda víctima mortal.
Por la tarde, la provincia de Kagoshima insistía a los 800.000 residentes para que evacuaran sus casas, pero solo una minoría -alrededor de 2.300- se trasladaron a refugios, según un recuento oficial.
La región vecina de Miyazaki emitió las mismas instrucciones.
Las órdenes de evacuación, a pesar de ser la advertencia de mayor nivel que pueden emitir las autoridades, no son de obligatorio cumplimiento y los habitantes suelen ignorarlas.
En algunas zonas se registraron inundaciones y corrimientos de tierra, que arrasaron coches y una casa, según la cadena pública NHK.
Desde el inicio en junio de las fuertes lluvias dos personas murieron y varias resultaron heridas. Una mujer de 85 años fue hallada muerta el jueves después de haber desaparecido por la mañana.
Varios cientos de miles de residentes recibieron recomendaciones de evacuación menos urgentes en la misma isla de Kyushu.
La agencia meteorológica nacional se mostró alarmista el miércoles. “Si las tormentas torrenciales continúan durante varias horas, hay riesgo de que se emita nuestro nivel de alerta máxima”, que señala una catástrofe inminente, advirtió un responsable de la agencia, Ryuta Kurora.
“Entonces sería demasiado tarde para evacuar. No esperen para evacuar”, insistió.
Las intemperies se desplazaban este jueves y se prevé que lleguen al centro y el este de Japón en los próximos días.
El gobernador de Kagoshima, Satoshi Mitazono, dijo que se trataba de una situación “extremadamente peligrosa”. “Podría producirse un gran desastre en cualquier momento y lugar”, afirmó, asegurando que había solicitado la ayuda de las fuerzas de autodefensa, como se denomina al ejército japonés.
Los transportes ferroviarios sufrían alteraciones, sobre todo el tren de gran velocidad Shinkansen en el sur de Kyushu, y más de 150 escuelas tuvieron que anular las clases, según la agencia de prensa Kyodo.
Más de 200 personas fallecieron en inundaciones en el oeste de Japón a principios de julio de 2018, cuando las instrucciones de evacuar se emitieron demasiado tarde y en muchas ocasiones no fueron respetadas. Hubo barrios enteros que desaparecieron bajo las riadas de barro o sumergidas bajo las aguas.