Este país vive un sangriento conflicto desde que en 2014.
Yemen, el país más pobre de la península arábiga, vive un sangriento conflicto desde que en 2014 los rebeldes hutíes chiitas, apoyados políticamente por Irán, tomaron la capital, Saná.
Desde 2015, las fuerzas progubernamentales, ayudadas por una coalición liderada por Arabia Saudita, tratan de expulsar a los insurgentes de las regiones conquistadas en el norte, el oeste y el centro del país.
– La rebelión en Saná –
El 8 de julio de 2014, los rebeldes tomaron el control de Amrán, cerca de Saná, después de combates con las fuerzas gubernamentales.
Sintiéndose marginados por el gobierno central, los hutíes (que pertenecen a la minoría zaidí, una rama del chiismo), lanzaron una ofensiva desde su bastión de Saada.
El 21 de septiembre, los rebeldes, aliados a unidades leales al expresidente Ali Abdalá Saleh, entraron en Saná. Se apoderaron de la sede del gobierno y de la radio estatal.
El 14 de octubre se hicieron con el puerto de Hodeida (oeste) en el mar Rojo, antes de avanzar hacia el centro del país.
El 20 de enero de 2015, los hutíes se adueñaron del palacio presidencial en Saná y cercaron la residencia del presidente Abd Rabo Mansur Hadi, que un mes más tarde huyó hacia Adén, la gran ciudad del sur.
– Intervención de Arabia Saudita –
El 26 de marzo de 2015, una coalición de varios países árabes liderada por Arabia Saudita, vecina de Yemen, lanzó una operación aérea para atajar el avance de los rebeldes hacia el sur.
La operación movilizó tropas de una decena de países, entre ellos cinco del Golfo. Estados Unidos anunció que proporcionaba un apoyo logístico y de inteligencia.
Ese mismo día Hadi se refugió en Riad, mientras los rebeldes se acercaban a Adén.
El 27, la coalición anunció haber neutralizado las capacidades aéreas de la rebelión y de sus aliados.
En julio el gobierno proclamó la “liberación” de la provincia de Adén, el primer éxito de las fuerzas progubernamentales apoyadas por la coalición. Adén se convirtió entonces en la capital “provisional” del país.
Dichas fuerzas completaron hasta mediados de agosto la reconquista de cinco provincias del sur, pero les costó asegurarlas debido a la presencia de yihadistas de Al Qaida y del Estado Islámico (EI).
En octubre, recuperaron el estrecho de Bab al Mandeb, por donde transita buena parte del tráfico marítimo mundial.
En diciembre de 2017 Saleh fue asesinado por sus exaliados hutíes, que le reprochaban una apertura hacia Riad.
– Hodeida –
El 13 de junio de 2018, las fuerzas progubernamentales respaldadas por emiratíes y saudíes lanzaron una ofensiva sobre Hodeida, principal punto de entrada de la ayuda humanitaria.
El 13 de diciembre, tras unas conversaciones interyemeníes en Ginebra, el secretario general de la ONU Antonio Guterres anunció acuerdos para acallar las armas, en particular en Hodeida. Los combates cesaron en esa ciudad el 18 de diciembre, aunque esporádicamente se siguieron registrando ataques y disparos.
El 14 de mayo de 2019, la ONU informó de la retirada de los hutíes del puerto de Hodeida y otros dos puertos cercanos, pero dirigentes del gobierno denunciaron una “manipulación” y acusaron a los rebeldes de ceder el control a guardacostas que les eran favorables.
– Misiles y drones rebeldes –
Los rebeldes intensificaron en los últimos meses sus ataques de drones y de misiles contra las instalaciones aeroportuarias, plantas desalinizadoras y otras infraestructuras sauditas.
La coalición también incrementó sus bombardeos contra posiciones rebeldes en la provincia de Hayah (norte) y contra Saná.
En 2018, una misión de expertos con mandato del Consejo de Derechos Humanos de la ONU afirmó que todas las partes beligerantes cometieron potencialmente “crímenes de guerra”.
– La peor crisis humanitaria –
La guerra dejó decenas de miles de muertos, sobre todo civiles, según varias organizaciones humanitarias.
Según la ONU, que considera que Yemen sufre la peor crisis humanitaria del mundo, hay unos 3,3 millones de personas desplazadas.
“El 80% de la población, es decir 24 millones de personas, necesitan una forma de ayuda humanitaria o de protección, entre ellos 14,3 millones urgentemente”, asegura la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU.
Numerosos hospitales fueron dañados o destruidos.
El país fue azotado también por un grave brote de cólera que dejó más de 2.500 muertos entre abril y diciembre de 2017.
En noviembre de 2018, UNICEF calificó Yemen de “infierno en la tierra” para los niños, con 1,8 millones de menores de cinco años en situación de “desnutrición aguda”.