La jornada terminó con la suspensión de las garantías constitucionales en el país. Un apagón provocado y toque de queda. Sin embargo las protestas continuaron por dos años más. La llave que abrió el final de la dictadura
“¿El viernes negro? Ese día me reventaron todos los vidrios de mi auto, unos policías con acento cubano, yo ni siquiera estaba protestando, me pegaron en el hombro con la culata y mi esposa estaba en el auto, cuando reventaban los vidrios. Pensé que me iban a matar, cuando alguien gritó desde el grupo de gente, él es periodista, no lo pueden tocar” narra un panameño que vivió este episodio de la historia panameña.
Se denomina Viernes Negro a lo acontecido el 10 de julio de 1987, cuando el régimen militar que estaba al mando del General Manuel Antonio Noriega y del Presidente Eric Arturo Delvalle, junto con sus seguidores reprimieron con dureza una manifestación política convocada en Ciudad de Panamá, por la Cruzada Civilista Nacional que pedía el fin de la dictadura en el país.
“El Viernes Negro 10 de Julio de 1987, cuando los mal llamadas Fuerzas de Defensa agredieron con la mayor represión que enfrentamos los civilistas, que exigíamos Justicia, Libertad y Democracia, hoy 32 años después, recordamos estos acontecimientos para que nunca jamás se repitan”, colocó en redes el dirigente de la Cruzada Civilista Aurelio Barría.
La consecuencia de este hecho fue que se tuvo que decretar una suspensión de las garantías constitucionales, el gobierno provocó un apagón general y decretó toque de queda pero las protestas continuaron y provocaron una radicalización de la oposición que pedía el fin de la Dictadura Militar, la salida del poder del general Noriega y el regreso de la Democracia.
“El 10 de julio de 1987, las Fuerzas de Defensa reprimieron con singular saña a los manifestantes civilistas y decenas fueron detenidos y sufrieron vejámenes en las cárceles. Como uno más de los que protestaba, fui testigo de lo ocurrido ese día en la Vía Argentina #ViernesNegro”, expresó en Twitter el exalcade capitalino José Isabel Blandón.