Durante generaciones, las infecciones en las vías urinarias (IVU), que se encuentran entre los malestares más habituales, se habían curado rápida y fácilmente con un sencillo tratamiento de antibióticos.
Sin embargo, existen pruebas cada vez mayores de que las infecciones, que afectan a millones de personas al año, principalmente a mujeres, son cada vez más resistentes a estos medicamentos, lo que ha convertido un diagnóstico que alguna vez fue rutinario en uno que conduce a más hospitalizaciones, enfermedades más graves y a la prolongación del malestar provocado por esta infección que consiste en una insoportable sensación de ardor.
El Departamento de Salud de la Ciudad de Nueva York está tan preocupado por las IVU resistentes a los medicamentos que presentó una aplicación para celular este mes que les da acceso a médicos y enfermeros a una lista de cepas de infecciones en las vías urinarias y de los medicamentos a los que son resistentes.
Las investigaciones del departamento hallaron que una tercera parte de las infecciones en las vías urinarias no complicadas ocasionadas por E. coli —el tipo más común en la actualidad— eran resistentes al Bactrim, uno de los medicamentos más utilizados, y al menos una quinta parte de estas infecciones eran resistentes a otros cinco tratamientos habituales.
“Es una locura. Es sorprendente”, dijo Lance Price, director del Centro de Acción para la Resistencia a los Antibióticos de la Universidad George Washington, quien no participó en la investigación.
La ampicilina, que alguna vez fue un producto básico para tratar las infecciones, ha dejado de ser el tratamiento estándar debido a que con frecuencia la resisten varias cepas de IVU. Algunas infecciones en las vías urinarias ahora deben ser tratadas con antibióticos intravenosos reforzados. El año pasado, los investigadores informaron en un estudio que una tercera parte de todas las IVU en el Reino Unido eran resistentes a “antibióticos clave”.
Definitivamente, la experiencia cotidiana de tener una IVU se vuelve cada vez menos rutinaria para muchas mujeres.
Carolina Barcelos, de 38 años, investigadora en Berkeley, California, dijo haber padecido infecciones en las vías urinarias en varias ocasiones en la adolescencia, todas tratadas con éxito con Bactrim. Cuando contrajo una en febrero, su médico también le recetó Bactrim, pero esta vez no funcionó.
Cuatro días después, regresó y el médico le dio una nueva receta, esta vez de un medicamente llamado nitrofurantoína. Tampoco funcionó. El dolor empeoró y, varios días después, había sangre en su orina.
Su médico le recetó un tercer medicamento, ciprofloxacino, el último de los tres medicamentos de primera línea, e hizo un cultivo de su orina. El cultivo mostró que su infección era susceptible al nuevo medicamento, pero no a los otros dos.
“La próxima vez”, dijo Barcelos, “voy a pedirles que me hagan un cultivo de inmediato. Durante ocho días estuve tomando antibióticos que no me hacían nada”.
Por lo general, las personas con un sistema inmunitario debilitado o con enfermedades crónicas son las más vulnerables a las infecciones resistentes a los medicamentos, pero las IVU tienen una dudosa característica: son el único riesgo grande para la gente sana en lo que respecta a gérmenes resistentes a los medicamentos.
La resistencia a los antibióticos se ha vuelto uno de los problemas de salud más apremiantes en el mundo. El uso excesivo de medicamentos en los humanos y en el ganado ha hecho que los gérmenes desarrollen defensas para sobrevivir, lo cual está volviendo ineficaces a una cantidad cada vez mayor de medicamentos para el tratamiento de una amplia gama de enfermedades, un fenómeno que está desarrollándose en todo el mundo con las IVU.
La Organización Mundial de la Salud, si bien observa que los datos sobre las infecciones en las vías urinarias y la resistencia a los medicamentos es “escasa”, mencionó que el hecho de que las infecciones fueran tan comunes indicaba de manera importante que el aumento de la resistencia conduciría a enfermedades más graves y a más muertes.
La solución, según los investigadores y los médicos, incluye esfuerzos constantes para impulsar un uso más sensato de los antibióticos en todo el mundo. Pero, en el corto plazo, una solución parcial sería el desarrollo de herramientas de diagnóstico rápidas y baratas que permitan un cultivo urinario instantáneo para que el médico pueda recetar el medicamento correcto para cada IVU.
No obstante, la disyuntiva de si esperar o no durante los varios días que por lo general tardan los resultados del laboratorio antes de recetar un medicamento constituye un gran dilema para médicos y pacientes, quienes suelen estar desesperados por obtener alivio. Además, dependiendo del seguro de cada persona, el cultivo urinario puede ser caro.
Por lo regular, los médicos todavía no ordenan un cultivo urinario antes de recetar un antibiótico.
“En el pasado, la lista de opciones de antibióticos era corta, pero por lo general todos funcionaban”, comentó James Johnson, profesor de Enfermedades Infecciosas e investigador principal sobre infecciones en las vías urinarias de la Universidad de Minnesota.
Algunas mujeres tienen IVU que el cuerpo combate por su cuenta sin el uso de antibióticos, en tanto que otras mujeres pueden tener una molestia ligera que parece una IVU, pero no lo es. El curso de acción más seguro es ver a un médico y decidir de manera informada, lo cual incluye una determinación sensata de si hay que usar antibióticos. La ciencia no apoya la eficacia de algunos remedios populares como el jugo o las pastillas de arándano.
Los funcionarios de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) mencionaron que las IVU adquiridas por personas normalmente sanas son una preocupación creciente y una que se ha estudiado poco. No hay un seguimiento a nivel nacional en Estados Unidos.
En la gente mayor, las infecciones en las vías urinarias pueden ser mortales, pero el registro que se lleva en Estados Unidos es tan escaso que no hay cálculos confiables sobre la cantidad de muertes relacionadas con estas infecciones. Los CDC publicaron un estimado de trece mil al año, pero esa cifra proviene de un documento que analiza datos de 2002 y solo hace referencia a las IVU adquiridas en hospitales.
Clifford McDonald, director asociado de ciencia en la división de promoción de la calidad en la atención médica en los CDC, dijo que el gobierno planeaba expandir sus investigaciones.
“Si no hacemos algo pronto”, dijo McDonald, “la situación va a ocasionar que todos nuestros tratamientos consistan en antibióticos más avanzados que al final ejercerán mucha presión en los tratamientos de última línea”.