“#YaEsHora” propone una agenda de género que considere principalmente tres ejes: espacios de trabajo libres de violencia, igualdad y paridad y una mayor inclusión de narrativas con perspectiva de género.
Unas 300 mujeres, entre actrices, directoras, productoras y otras profesionales de la industria del cine en México, lanzaron la iniciativa “#YaEsHora” para luchar por un ambiente de trabajo libre de violencia de género y lograr la igualdad laboral.
La iniciativa fue presentada días atrás durante la entrega del Premio Ariel, el más importante del cine mexicano, mediante una carta firmada por algunas de las mujeres más influyentes de la industria como Marina de Tavira y Yalitza Aparicio, de la galardonada “Roma”, de Alfonso Cuarón
Desde entonces, otras mexicanas han manifestado su solidaridad con esta propuesta inspirada en el “Time’s Up” (Se acabó el tiempo), surgida en Estados Unidos en 2018, tras la ola de acusaciones contra del productor hollywoodense Harvey Weinstein un año antes.
“Hay una fuerte necesidad de unirnos, de cambiar una estructura que ha sido patriarcal, particularmente en la industria del cine, donde los abusos han sido grandes, con historias de hostigamiento, violencia y desigualdad”, dijo a la AFP la actriz Ilse Salas, quien este año se llevó el Ariel a la mejor actuación por la cinta “Las niñas bien”.
La actriz señaló que “#YaEsHora” busca desmantelar los mecanismos que permiten perpetuar estas prácticas al cobijo del silencio. “Ya no queremos tener miedo y para evitar el miedo hay que estar juntas”, apuntó.
“#YaEsHora” propone una agenda de género que considere principalmente tres ejes: espacios de trabajo libres de violencia, igualdad y paridad y una mayor inclusión de narrativas con perspectiva de género.
El debate se inserta en una dura realidad en México, donde las mujeres están en riesgo constante de sufrir acoso o algún tipo de violencia psicológica, física o sexual y en donde hay nueve casos de feminicidio por día, según ONU Mujeres.
“Es una industria (la fílmica y audiovisual) que se define por su verticalidad, eso hace que las mujeres que están en situaciones menos privilegiadas se sientan más vulnerables y se sigan perpetuando este tipo de conductas”, dijo de su lado Ana Laura Pérez, crítica de cine y editora.
– El #MeToo mexicano –
Este año el #MeToo mexicano cobró cierta fuerza para denunciar casos de acoso y violaciones sexuales, aunque nunca alcanzó el impacto del movimiento de Estados Unidos surgido tras una serie de acusaciones contra el productor Harvey Weinstein.
El primer intento de #MeToo ocurrió en febrero de 2018, cuando la periodista Carmen Aristegui presentó entrevistas con figuras del medio artístico y deportivo que denunciaron haber sido víctimas de acoso sexual y psicológico.
La iniciativa sigue también un estallido en redes denominado #MeTooCineMX, #MetooPeriodistas y #MeTooMusicosocurrido, cuando numerosas mujeres denunciaron la violencia sexual y la desigualdad que enfrentan.
Pero este movimiento en redes no estuvo exento de polémica por el carácter casi anónimo de algunas denuncias, además de que, al calor de las acusaciones, Armando Vega Gil, bajista de la popular banda Botellita de Jerez, se suicidó después de que una mujer lo acusara de haberla acosado cuando era adolescente.
“Creo que el movimiento de #MeToo en México dio pie a que habláramos al respecto y que lejos de querer enterrar esa voz, lo que decidimos fue desenterrarla, abrirla y llevarla a un nivel de mayor permanencia”, dijo Verónica Ortiz Cisneros, promotora de cine.
Para Paula Amor, directora de La Corriente del Golfo, casa productora de Diego Luna y Gael García Bernal, “#YaEsHora” también es resultado del trabajo de otras organizaciones, movimientos y colectivos que en el pasado unieron fuerzas para dignificar y empoderar a las mujeres de la industria fílmica y audiovisual.
“La idea es unir fuerzas por ahí y que la conversación se amplíe, y que de alguna manera aprovechemos este camino recorrido, que sigamos todas juntas con estos tres ejes que estamos persiguiendo”, dijo Amor.
“#YaEsHora” subraya también la urgencia de una reforma de la Ley General de Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, adoptada en 2007 como respuesta a la violencia feminicid en México.