Creado hace más de 40 años, es un acuerdo internacional entre Estados que brinda protección en diversos grados a más de 35.000 especies salvajes, ya sea que figuren en el comercio como plantas o animales vivos, abrigos de piel o hierbas secas.
Responsables políticos y expertos en conservación de la fauna y la flora se reúnen a partir del sábado en Suiza para reforzar las reglas del comercio del marfil, cuernos de rinoceronte y otras especies amenazadas de extinción.
Durante doce días, miles de delegados de más de 180 países discutirán en Ginebra 56 propuestas para modificar el grado de protección acordada a los animales y plantas salvajes por la Convención Internacional sobre el Comercio de Especies Silvestres en Peligro (CITES, por sus siglas en inglés).
Creado hace más de 40 años, es un acuerdo internacional entre Estados que brinda protección en diversos grados a más de 35.000 especies salvajes, ya sea que figuren en el comercio como plantas o animales vivos, abrigos de piel o hierbas secas. Dispone de un mecanismo que le permite imponer sanciones a los países que no respetan las reglas.
La secretaria general de CITES, Ivonne Higuero, declaró que la conferencia iba a “concentrarse en el reforzamiento de las reglas y normas en vigor, ampliando las ventajas del régimen CITES a nuevas plantas y nuevos animales amenazados por las actividades humanas”.
Esta reunión tiene lugar luego de la publicación de un informe de la ONU en mayo anunciando que un millón de especiales están en peligro de extinción.
– Caza ilegal –
Los daños causados a muchas especies por la caza furtiva y el comercio ilegal estarán en el centro de las discusiones durante la reunión, así como los desafíos planteados por la criminalidad vinculada con el tráfico de especies salvajes en internet.
La conferencia, organizada cada tres años, examinará en esta ocasión varias propuestas sobre los elefantes de África.
Tras décadas de caza ilegal, que provocó la caída de la población de elefantes de varios millones a mediados del siglo XX a apenas unos 400.000 en 2015, el comercio del marfil quedó prohibido casi por completo en 1989.
De todos modos, varios países de África austral, donde las poblaciones de elefantes se encuentran “en buena salud y bien administradas”, reclaman el derecho a vender sus reservas de marfil registradas como propiedad de esos gobiernos.
Afirman que así podrían satisfacer la demanda, procedente sobre todo de Asia, que alienta la caza ilegal, y permitir además conseguir fondos para los programas de conservación.
De su lado, los defensores de los animales responden que las experiencias anteriores de venta de reservas de marfil en realidad han estimulado la demanda y alentado a la caza ilegal, a raíz de la dificultad de distinguir entre lo obtenido legalmente y lo otro.
– Marfil de mamut –
Varios países de África central, occidental y oriental piden por su parte que todas las poblaciones de elefantes del continente, incluyendo las de África austral, sean transferidas al Anexo I, el más protegido, que prohíbe de manera categórica toda venta de marfil.
Otra de las 56 propuestas que serán discutidas en la reunión de la CITES apunta a luchar contra las redes de traficantes que buscan hacer pasar el marfil de elefante por el marfil de mamut, un especie que se extinguió hace miles de años.
Para frenar ese tráfico, Israel propone inscribir el “mamut lanudo” en el Anexo II, para que su comercio sea controlado.
Sin embargo, ninguna de las propuestas recibiría la mayoría de dos tercios requerida para ser aprobada.
– Rinocerontes, jirafas, tiburones –
Los rinocerontes blancos, que han visto a su población diezmada por una caza ilegal intensa, también figuran en el orden del día, con un pedido de Suazilandia para poder vender una reserva existente de 330 kilogramos de cuerno.
Matthew Collis, responsable del Fondo Internacional para el Bienestar Animal (IFAW), afirma que una autorización de este tipo sería “desastrosa” y recuerda que actualmente el comercio del cuerno de rinoceronte está prohibido.
Por primera vez, los delegados van a volcarse en el caso de las jirafas, cuyas poblaciones cayeron en un 40% en las últimas tres décadas.
Varios países de África proponen inscribir a este animal en el Anexo II como medida de precaución, con le objetivo de rastrear y regular la venta de partes de esta especie.
Pero el secretariado de la CITES piensa que el declive de las jirafas se debe más a una pérdida de hábitat que al comercio.
Por último, decenas de países apoyan tres propuestas pidiendo la inscripción en el Anexo II de 18 especies de tres familias de tiburones y rayas, para que se regule su pesca intensiva.