Mientras el huracán Dorian, una de las tormentas más fuertes que se han registrado en el Atlántico, continúa afectando a las Bahamas y se acerca a la parte continental de los Estados Unidos, millones de personas que viven en las zonas donde podría pasar el huracán observan su evolución con gran preocupación. Les preguntamos a los lectores qué quieren saber sobre Dorian y Adam Sobel, científico atmosférico y director de la Iniciativa sobre Clima Extremo en la Universidad de Columbia, responde diversas dudas sobre este fenómeno natural.
¿Qué hace que un huracán cambie su dirección?
El movimiento de los huracanes está determinado principalmente por lo que los meteorólogos llaman “flujo de dirección” o “flujo ambiental”, es decir, los vientos a mayor escala, excluyendo la circulación en remolino del huracán. Podemos pensar en la tormenta como el remolino de un río que debemos navegar con una canoa de remos: tiene su propia circulación pequeña, pero todo deriva en la corriente del río a mayor escala. El flujo ambiental puede variar tanto en velocidad como en dirección a diferentes altitudes; la tormenta sigue más a los vientos de bajo nivel, pero los más altos también tienen influencia.
Si se deja solo, un huracán se desplazaría lentamente hacia el Polo Norte o Sur, dependiendo del hemisferio en el que se encuentre. Pero los flujos de dirección rara vez dejan que un huracán se desarrolle en solitario. Un huracán gira cuando se encuentra con un flujo de dirección que sopla en una dirección diferente a la de la tormenta.
En general, los huracanes se forman en latitudes bajas donde el flujo tiende a ser de este a oeste, por lo que al principio tienden a moverse hacia el oeste. Pero a medida que se desplazan un poco hacia las latitudes más altas, se invierten los vientos de dirección y soplan de oeste a este. Por lo tanto, es común ver huellas de huracanes que “se repiten”, o que van de este a oeste en latitudes bajas y luego regresan de oeste a este en latitudes más altas, como se espera que pase con Dorian, pero con mucha incertidumbre sobre la posibilidad de que toque tierra.
¿Cuán ancho es el ojo de un huracán como Dorian?
Durante el fin de semana, el ojo estuvo bastante compacto pero está creciendo a medida que la tormenta se debilita. El domingo por la mañana, el Centro Nacional de Huracanes calculó que el ojo de Dorian medía unos 37 kilómetros de diámetro y parecía bien definido. El martes, el centro dijo que el ojo parecía ser un poco más ancho, y que la superficie de su pared interna era un poco irregular.
Sí, el aire puede estar despejado hasta la superficie dentro del ojo de un huracán maduro, aunque a veces también hay nubes bajas, como dijo el centro el martes. En estas animaciones de alta resolución del satélite GOES-16 se puede ver cómo las nubes bajas giran alrededor del ojo.
¿El ojo de la tormenta es una zona tranquila? ¿Cuánto dura su paso?
Sí, el ojo generalmente está tranquilo en comparación con la tormenta que lo rodea: los vientos más fuertes suelen encontrarse en la pared, justo afuera del ojo.
El tiempo que tarda en pasar depende del tamaño del ojo y la velocidad a la que se mueve la tormenta (no se trata de la velocidad del viento). Si, por ejemplo, el ojo tiene unos 32 kilómetros de ancho, la tormenta se moverá a 16 kilómetros por hora aproximadamente. En ese caso, si llega adonde estás, el ojo tardará aproximadamente unas dos horas en pasar.
Las tormentas varían ampliamente tanto en el tamaño de sus ojos como en su velocidad de movimiento, por lo que existe una amplia gama de variaciones en cuanto al tiempo que tarda el paso de los ojos. Pero generalmente no es muy largo.
Dorian, desafortunadamente, se ha estado moviendo de manera insoportablemente lenta sobre las Bahamas; por un momento disminuyó su velocidad a 1,6 kilómetros por hora aproximadamente. Estar en el ojo durante mucho tiempo no es problemático, pero estar en la pared del ojo durante mucho tiempo sí es un gran problema, por lo que veremos una devastación terrible en esas islas.
¿Cómo se calculan las velocidades del viento en un huracán como Dorian?
Las estadísticas clave que reporta el Centro Nacional de Huracanes en cada una de sus alertas —que usan la escala Saffir-Simpson para determinar la categoría de la tormenta— es la “velocidad máxima sostenida del viento” en la superficie (más precisamente, diez metros sobre la superficie). Ese es el viento más fuerte en cualquier parte de la tormenta que se mantiene durante un período de al menos un minuto a esa altitud, que es aproximadamente la altura de la copa de los árboles.
Ahora, para saber con precisión cuáles son los vientos más fuertes en un momento dado, en principio uno necesitaría mediciones de todos los sectores internos de la tormenta en ese instante. Pero, para fines prácticos, esos datos completos no suelen estar disponibles. Por lo tanto, los pronosticadores usan la información que tienen a su disposición, además de toda su experiencia y el conjunto de las investigaciones científicas existentes, para inferir los vientos máximos sostenidos.
Para muchos huracanes del Atlántico (incluido Dorian), los datos disponibles suelen incluir:
■ Observaciones directas de los vientos desde aviones de reconocimiento, a nivel de vuelo (generalmente a 1,6 o 3,2 kilómetros por encima de la superficie, por lo que no es exactamente la altitud que necesitamos).
■ Datos de las radiosondas que son instrumentos similares a los globos meteorológicos, pero que en vez de elevarse desde la superficie son lanzados desde un avión. Se liberan intermitentemente en vuelos de reconocimiento y realizan observaciones directas desde el avión hasta la superficie.
■ Datos de los radiómetros de los aviones que, desde arriba, infieren la velocidad del viento en la superficie al observar el estado de la superficie del mar.
■ Cualquier observación de la superficie que pueda estar disponible desde las estaciones meteorológicas o de radar que puedan ver la tormenta.
Las imágenes de los satélites geoestacionarios también se utilizan. Aunque los satélites no pueden medir los vientos directamente, en el caso de las tormentas que surgen en algunas zonas del mundo, esas imágenes son todo lo que los científicos tendrán a su alcance para poder analizar su comportamiento.
¿Cómo se podría lograr, con las tecnologías actuales, que los pronósticos del poder y la trayectoria de un huracán sean más precisos?
Cualquier cosa que registre mediciones más directas desde el interior de los huracanes sería un aporte muy valioso.
Es costoso trasladar aviones operados por seres humanos hacia los huracanes, por lo que los drones son una opción prometedora. Ya se han realizado algunos experimentos con drones para el reconocimiento de los huracanes, y aunque todavía no es un método de rutina, podría serlo en el futuro.
Otra idea es el Aeroclipper, un globo que se está desarrollando en Francia y que se desplaza a baja altitud. Ese dispositivo arrastra un cable que se extiende hasta la superficie del mar con instrumentos que miden el viento, la temperatura, la presión y la humedad. Esos globos se mueven libremente con los vientos y cubren grandes distancias sobre los océanos. Y debido a que los vientos de superficie tienden a converger hacia los huracanes, es probable que un globo eventualmente se encuentre con uno y luego permanezca allí mientras dure el huracán. Una flotilla de esos globos podría producir algunas observaciones muy valiosas, especialmente porque operan justo sobre la superficie del mar, donde es demasiado peligroso volar un avión.
Algunas tormentas recientes se han movido muy lentamente o se han estancado. ¿Eso se debe al cambio climático?
Un estudio reciente reveló que las tormentas se han estado moviendo más lentamente en los últimos años. Ese resultado es importante, pero los científicos todavía tratan de entenderlo. Nadie predijo que eso sería una consecuencia del cambio climático. Si es así, eso todavía debe explicarse y demostrarse de manera concluyente. Los investigadores están trabajando en eso.
¿Una tormenta de categoría 5 al comienzo de la temporada significa que vendrán más?
Buena pregunta. Hasta donde sabemos no hay ninguna razón por la que una tormenta de categoría 5 aumente la probabilidad de que surja otro fenómeno similar, y no estoy al tanto de ninguna investigación que demuestre que ese sea el caso.
Dicho esto, ciertamente han existido temporadas muy activas en las que ocurrieron múltiples tormentas fuertes: resalta el caso de 2017, al igual que 2005. Por lo tanto, parece que hay condiciones que conducen a la formación de múltiples tormentas de categoría 5 en una sola temporada, aunque no somos tan buenos para identificar previamente esas condiciones como nos gustaría. Y ni siquiera estamos seguros de hasta qué punto esa predicción es teóricamente posible. La teoría del caos nos dice que algunos aspectos del clima son inherentemente impredecibles con más de unos pocos días de anticipación.
Se necesita mucha más investigación para comprender este tipo de “agrupamiento”. Es un tema en el que mis colegas y yo estamos empezando a pensar activamente.
¿Qué causaría que un huracán de este tamaño cambie bruscamente su dirección?
La lenta velocidad a la que se mueve el huracán Dorian en su conjunto (que no debe confundirse con la velocidad de sus vientos, que por supuesto son muy rápidos), permite que se conduzca de manera más errática que si estuviera incrustado en una fuerte corriente de viento. Eso lo mantendría en movimiento de manera más constante.
Trayecto del huracán #Dorian hacia Estados Unidos. Hasta el momento ha dejado 20 víctimas fatales a su paso por Bahamas.
Vía @ABC#Mundo #EnSegundos https://t.co/mLGRF2wfP2— En Segundos Panamá (@ensegundos_pa) September 5, 2019
Pero, básicamente, la tormenta se mueve con los vientos a gran escala de la atmósfera a su alrededor. Esos vientos están controlados principalmente por las fluctuaciones en la circulación global de la atmósfera: los vientos alisios, las corrientes en chorro y los grandes sistemas de alta y baja presión. Estos a su vez están relacionados con los patrones más amplios de temperatura de la superficie (cálido cerca de los trópicos, frío cerca de los polos, etc.) y pueden verse influenciados por las cadenas montañosas y por el contraste entre la tierra y el mar.
Si un huracán pasa cerca de las montañas, la forma en que interrumpe la circulación puede cambiar el camino del huracán, y esto pudo haber sucedido si Dorian se hubiera acercado a Puerto Rico o a la República Dominicana. Los huracanes también se debilitan rápidamente al entrar en contacto con la tierra firme.
¿Por qué Estados Unidos presenta huracanes en la costa este pero no en la oeste? ¿Tiene que ver con alguna diferencia entre el Océano Atlántico y el Pacífico?
De hecho, los huracanes se forman en el Pacífico oriental, frente a las costas de Centroamérica, México y el sur de California. Y también se forman muchas en el Pacífico occidental, cerca de Asia, aunque allí se les llama tifones. Pero como generalmente los vientos de bajo nivel en los trópicos soplan de este a oeste, los huracanes del Pacífico oriental tienden a alejarse de la tierra, no suelen enfilar hacia ella.
Esa también es la razón por la que los huracanes del Atlántico no afectan a África occidental, aunque a menudo se forman cerca de esa región.
Algunas tormentas del Pacífico oriental se repiten y llegan a tierra en América del Norte. Pero generalmente se debilitan mucho antes de hacerlo, porque los huracanes necesitan una superficie cálida del mar para mantenerse fuertes, y la temperatura de la superficie del mar frente a California y la costa del Pacífico del norte de México es bastante baja.
Sin embargo, esas tormentas debilitadas pueden producir muchas lluvias, y en algunos años una gran fracción de las precipitaciones que caen en lugares áridos como el norte de México, Arizona o Nuevo México puede provenir de un remanente de esos huracanes. Pero el escenario planteado en la primera película de Sharknado, en la que un poderoso huracán pasa sobre Los Ángeles y genera tornados a medida que avanza, es bastante improbable (aunque no es del todo imposible, si dejamos de lado la parte de los tiburones voladores).