El expresidente tunecino Zine el Abidine Ben Alí, cuyo derrocamiento a principios de 2011 marcó el inicio de la “Primavera árabe”, falleció este jueves en Yeda, Arabia Saudita, donde vivía exiliado, indicaron las autoridades tunecinas.
“Tuvimos la confirmación de su muerte”, indicó a la AFP el ministerio de Relaciones Exteriores tunecino, sin aportar más detalles.
Contactado por la AFP, Mounir Ben Salha, abogado autoproclamado de Ben Alí, había mencionado anteriormente este deceso, del que le habrían informado la familia y su médico personal.
Tras más de dos décadas ejerciendo un poder represivo, Ben Alí fue derrocado a principios de 2011 por un movimiento popular, punto de partida de una ola de revueltas en la región ahora conocida como la “Primavera árabe”.
El 14 de enero de 2011 huyó, en unas condiciones rocambolescas, hacia Yeda, la ciudad saudí donde vivía en el exilio junto a su familia.
Desde esa fecha, Túnez, donde el pasado domingo se produjo la primera vuelta de unas elecciones presidenciales libres, siguió el camino de la democratización, aunque las dificultades políticas y económicas generaron una cierta forma de nostalgia en parte de la población en los últimos años.
Por otro lado, y exceptuando algunas fotos publicadas en Instagram por su hija Nesrine, no se filtró casi nada de la vida en el exilio del exdirigente tunecino.
– Rumores –
En los últimos años circularon rumores sobre su muerte en varias ocasiones.
El 12 de septiembre, Ben Salha declaró que el presidente derrocado se encontraba en “estado crítico”.
A continuación, desmintió los rumores del fallecimiento. “No murió, pero su estado de salud es malo. Salió del hospital y en la actualidad está recuperándose en su casa”, indicó en una radio local.
Reaccionando a esos “rumores”, el primer ministro, Youssef Chahed, aseguró que estaba dispuesto a dar “luz verde para su regreso” al país.
“Es un caso humanitario. Si está enfermo, como dicen los rumores, puede volver a su país como cualquier tunecino”, declaró Chahed a la cadena Hannibal TV, afirmando que permitiría que regresara si quería “ser enterrado” en Túnez.
No fue posible confirmar dónde se llevará a cabo el funeral, si en Arabia Saudita o Túnez.
– Juicio en ausencia –
Originario de una familia modesta del centro del país, llegó al poder en 1987 a través de un “golpe de Estado médico” contra el padre de la independencia de Túnez, Habib Bourguiba. Al poco tiempo, instauró un régimen muy represivo.
Militar de carrera formado en Francia y Estados Unidos, “ZABA”, como lo apodaban sus oponentes, se apoyó en el aparato policial para asfixiar cualquier contestación y amordazar a la prensa y los sindicatos.
Se jactaba de mejorar el nivel de vida de sus compatriotas y de haber “hecho de Túnez un país moderno”, aunque durante los 23 años de su mandato, Ben Alí y su esposa, Leila Trabelsi, exprimieron la economía del país.
Desde 2016 y gracias a una instancia creada tras la revolución para arrojar luz sobre los crímenes de la dictadura, se conoce el alcance de las violaciones de los derechos humanos bajo su mandato.
Más de 300 personas murieron durante la represión del movimiento de revuelta que nació después de que Mohamed Bouazizi, un vendedor ambulante del centro del país, se prendiera fuego a lo bonzo, harto de la pobreza y de las humillaciones a las que lo sometía la policía.
En 2018, tras un proceso en contumacia por “homicidios voluntarios”, “abuso de poder” o “malversación de fondos”, Ben Alí fue condenado a múltiples penas de prisión, incluyendo la cadena perpetua.
Su derrocamiento, en 2011, supuso el punto de partido del episodio más tarde conocido como “Primavera árabe”, una sucesión de movimientos de revuelta que desembocaron en la caída del egipcio Hosni Mubarak y del libio Muamar Gadafi.