El periodista y productor José Miguel Guerra siendo aún un estudiante de periodismo pasó cerca de seis horas en un balcón de Patio Pinel desde donde capturó imágenes históricas.
Era martes, como todos los días de lunes a viernes; José Miguel Guerra, para entonces con 25 años recién cumplidos, salió para la Universidad de Panamá, donde estudiaba periodismo. No recuerda porqué ese día tenía su cámara pentax, pero pasadas las primeras horas de clase, se difundió el rumor de que algo estaba pasando en el Cuartel Central donde estaban las oficinas del dictador Manuel Noriega.
El rumor se convirtió en un hecho confirmado cuando a través de algunos medios el Secretario de Prensa de las Fuerzas de Defensa, para el momento con el grupo golpista, leyó una proclama donde anunciaban que los alzados tenían capturado al nefasto dictador y esperaban forzar su retiro.
“Vamos para el Chorrillo”, dijo Guerra a sus compañeros de clase, pero al final nadie le hizo caso. “El único que quiso ir fui yo, así que abordé un diablo rojo y pude llegar hasta Santa Ana, ahí un retén nos impidió el paso en vehículos y seguí a pie hasta Patio Pinel, donde conocía a unos amigos que tenían un balcón con vista al cuartel central”.
Sin mucho tiempo para conceptualizar José Miguel empezó a tomar las mejores fotos que su cámara pentax y su corta experiencia le permitieron. Llegó al balcón a media mañana y pudo ver como estaba rodeado por tropas alzadas.
José Miguel no lo sabía en ese momento, pero antes se habían librado ya varios combates, los alzados lograron la ventaja y habían vencido a Noriega. Tenían el control del Cuartel Central, para cuando empezó a tomar fotos, los golpistas esperaban que un helicóptero del ejército de los Estados Unidos aterrizara en el centro del cuartel para llevarse al dictador y ellos finalmente asumir el control.
“Intenté acércame más, pero soldados en los alrededores no dejaban pasar, me encontré con los colegas Justino González y Juan Pritziola, que también cubrían o eso intentaban”. Regresé al balcón y supimos que era el momento glorioso de Giroldí, pero por alguna razón no había señales de que concretaban su objetivo”.
“Otra vez en el balcón de Patio Pinel vi un helicóptero cobra de los Estados Unidos se elevó desde Amador, y avanzó hasta cierto punto, pero se devolvió…. Al rato sobrevino una tensa calma y después vi a Noriega asomarse por la ventana, y eso fue todo…