La Constitución chilena actual no establece mecanismos para poder reemplazarla, tampoco le entrega al presidente la posibilidad de llamar a un plebiscito.
El presidente de Chile, Sebastián Piñera, se abrió este sábado a reformar la Constitución promulgada en la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), aunque en las manifestaciones que se alargan ya tres semanas crece la demanda de efectuar un proceso constituyente para sustituirla por completo.
“Creo en los cambios a la Constitución, que son legítimos y los vamos a discutir; de hecho estamos preparando un proyecto de cambios a la Constitución para poder actualizar y tener nuestra propia propuesta”, dijo el mandatario en una entrevista difundida este sábado por el diario El Mercurio.
El mandatario aseguró que los cambios “tienen que ser más profundos y más intensos de lo que pensaba hace algunos años atrás”, y si bien no puso plazos para presentar su proyecto, precisó que sus reformas serán discutidas en el Congreso, la única instancia legal en Chile para modificar la Carta Magna.
La Constitución actual no establece mecanismos para poder reemplazarla, tampoco le entrega al presidente la posibilidad de llamar a un plebiscito, un mecanismo reservado solo para casos cuando haya diferencias graves con el Parlamento.
Entre los cambios que contempla el proyecto de Piñera está “definir mejor los derechos de las personas y establecer cómo se van a respetar”, precisar “las obligaciones del Estado” y crear “mejores mecanismos de participación” ciudadana.
Pocos días después de que Piñera asumiera la presidencia el 11 de marzo del año pasado, su gobierno anunció que no permitiría avanzar un proyecto de ley que su predecesora, la socialista Michelle Bachelet (2014-2018), había enviado al Congreso para modificar la Constitución. El proyecto consagraba la inviolabilidad de los derechos humanos, el derecho a la salud y educación, y la igualdad salarial entre hombres y mujeres.
Después de tres semanas de protestas, el mandatario decidió dar un giro y afirmó que su propuesta constitucional debe ser “discutida” junto al proyecto de ley de Bachelet y con otras que puedan surgir.
El mandatario anunció hace dos semanas una nueva agenda social con un paquete de 15 medidas referidas a mejorar el ingreso mínimo, las pensiones, salud, educación y la reducción de las dietas parlamentarias y de los altos sueldos de la administración pública, iniciativas que no lograron contener el estallido social.
-Una constitución democrática-
Mientras tanto, en las calles crece el clamor para realizar un proceso constituyente mediante el cual se reemplace la vigente Constitución promulgada en 1980 por Pinochet, y no sólo reformas como ha planteado Piñera. La demanda es apoyada por los partidos de oposición que la ven como una opción para descomprimir esta crisis que ya se ha cobrado 20 muertos.
“El clamor ciudadano es para una nueva Constitución, no para cambios ni más ni menos profundos. Queremos, en definitiva, una nueva Constitución democrática, no hecha en dictadura”, dijo Heraldo Muñoz, excanciller y presidente del opositor Partido Por la Democracia (PPD).
Al igual que en las marchas, convocadas de manera espontánea por redes sociales y sin líderes visibles, la población se ha organizado voluntariamente para realizar cabildos en los que se ha discutido mecanismos para avanzar hacia una nueva Carta Magna.
En tanto, la Asociación Chilena de Municipalidades (ACHM) anunció un plebiscito en 330 de las 345 comunas del país entre el 6 y 7 de diciembre para consultar a la población si desea una nueva Cconstitución y el camino para alcanzar este fin.
– Violencia no cesa –
Tras una convulsa jornada de viernes, con una manifestación en plaza Italia –epicentro de las protestas en Santiago- que reunió a unas 75.000 personas, el Ministerio del Interior dio este sábado un balance de la jornada e informó que se detuvo a cerca de 400 personas y más de un centenar –entre civiles y policías- resultaron heridas.
A nivel nacional, se produjeron 15 saqueos en comercios y cinco incendios, el más violento se produjo a pasos de plaza Italia en una antigua casona patronal en el centro de Santiago, sede de una universidad, donde decenas de encapuchados se enfrentaron a policías antimotines.
La embajada Argentina, que se encuentra cerca del lugar, también fue atacada por vándalos quienes forzaron un portón, ingresaron al patio y rompieron vidrios de la planta baja de las instalaciones y de vehículos. “Las autoridades (chilenas) nos han garantizado la seguridad alrededor del edificio”, dijo el embajador argentino, José Bordón, a medios de su país.
En las redes sociales, principal medio de convocatoria de las movilizaciones, se llamó a una marcha para esta jornada en el exclusivo barrio de Las Condes.