Los que no bailan se protegen del frío y del viento en tiendas bereberes o en torno a un fuego. La música seguirá sin interrupción hasta el domingo por la noche.
El estruendo del concierto hace levantar la vista a la manada de camellos situada a poca distancia, los efectos de luces se reflejan en las dunas del Sahara tunecino y los invitados degustan una copa de vodka en el lugar exacto donde se situó Tatooine, el emblématico planeta de la Guerra de las Galaxias.
“Las Dunas electrónicas” festival reactivado este fin de semana en Ong Jmal tras tres años de ausencia, atrajo a varias decenas de DJs internacionales y locales, así como a miles de personas a este desierto, símbolo del renacimiento del turismo en esta región occidental de Tünez.
“Ya habíamos visitado Túnez, pero ahora venimos por el festival” explica Léopold Poignant, de 22 años, llegado de París para bailar en Ong Jmal y luego visitar la vecina ciudad de Tozeur.
“Hay grandes nombres como Adam Port y Konstantin Sibold, pero (…) alrededor está el escenario de Star Wars, y festejar en medio de las dunas es algo realmente especial” dice este estudiante de Ciencias Políticas.
Ong Jmal es el más conocido de los numerosos lugares tunecinos donde George Lucas filmó escenas de los Skywalker, en 1976 y luego a fines de los 90. Los vestigios del pueblo ficticio de Mos Espa atrae a decenas de miles de turistas cada año.
– Dátiles y turismo –
Los que no bailan se protegen del frío y del viento en tiendas bereberes o en torno a un fuego. La música seguirá sin interrupción hasta el domingo por la noche.
El ejército y la policía vigilan el lugar, a menos de 40 kms de la frontera argelina.
Los tunecinos son gran mayoría entre los 5.000 festivaleros.
Anis El Wafi, con sus gafas rojas y una coleta, solo había venido al sur por un día, con un grupo, para ver el desierto. “Esta vez nos quedamos para visitar la región” explica este peluguero, originario de Nabeul (este).
La revolución de 2011 y una serie de sangrientos atentados que costaron la vida a decenas de turistas en 2015 asestaron un duro golpe al crucial sector del turismo.
Desde entonces, los viajes turísticos al sur se han limitado a viajes de un día al desierto desde los grandes complejos hoteleros de la costa, para gran desesperación de los comerciantes de Tozeur.
“Los más numerosos son ahora los rusos, y solo compran agua” se lamenta Nagga Ramzi, un comerciante. “Aquí solamente hay turismo y dátiles” explica.
– Renacimiento –
Sin embargo, gracias a una mejora de la seguridad, los turistas empiezan a retornar en masa a Túnez, a lo largo de los dos últimos años, y ello beneficia también a esta región.
Así, se han lanzado un maratón sahariano, el Ultra Mirage El Djerid, y los festivales Tozeur International Film Festival y uno de música sufí, el Rouhaniyet.
Gracias a ello, los hoteles se llenan y los turistas permanecen más tiempo en la zona.
Por tercer año consecutivo, se incrementa el número de turistas, subraya el comisario de turismo de Tozeur, Yasser Souf: al 30 de octubre, un 27% más respecto al mismo período anterior.
Los hoteles vuelven a abrir, los albergues se multiplican y el grupo tailandés de lujo Anantara abre a fines de diciembre un establecimiento cinco estrellas.
Ahora solo cabe esperar que “estos turistas tomen su tiempo” para pasearse, visitar el oasis y la medina, asegura Salah Akkoun, que apenas logra ganarse la vida con su calesa para turistas. Para él, es la única manera de que todo ello favorezca al máximo a las familias de esta región marginada.