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El dopaje ruso enturbia la inocencia y la culpa, y deja a los Juegos Olímpicos atrapados en medio

El dopaje ruso enturbia la inocencia y la culpa, y deja a los Juegos Olímpicos atrapados en medio
Los atletas rusos marchan detrás de la bandera olímpica en la ceremonia de apertura de los Juegos de Invierno en Pyeongchang, Corea del Sur, el 9 de febrero de 2018. La manipulación de una base de datos de pruebas de drogas ha generado dudas sobre 145 atletas rusos sospechosos de hacer trampa, pero con sus registros Algunos alterados pueden competir en los Juegos de Tokio del próximo verano. (Doug Mills / The New York Times)

Por segunda vez en cuatro años, los líderes deportivos se preguntan si deben prohibir la participación de Rusia y sus atletas en los Juegos Olímpicos y en otras competencias de gran importancia. Además, en esta ocasión, a menos de un año de la Olimpiada en Tokio, hay voces importantes y con mucho eco que argumentan que no hay otra opción más que imponer el castigo más severo posible.

El problema, dicen esas voces, no es lo que las personas relacionadas con el antidopaje saben sobre Rusia y sus atletas. Es lo que nunca podrán saber.

La eliminación y manipulación por parte de Rusia de miles de registros de control de drogas han puesto en duda la credibilidad de cientos de atletas rusos y generado cuestionamientos incómodos sobre la integridad de los Juegos Olímpicos que se realizarán el próximo verano en Tokio. Las acciones de Rusia, que son parte de un esquema organizado detallado el mes pasado en un informe de 88 páginas producido por investigadores de la Agencia Mundial Antidopaje, AMA, también han convertido en una tarea titánica determinar cuáles atletas hicieron trampa y cuáles no.

De acuerdo con el informe de los investigadores, los casos contra al menos 145 atletas rusos sospechosos de consumir drogas para mejorar su desempeño han sido “perjudicados materialmente” por la eliminación o modificación de los datos. Por lo tanto, decenas de casos de uso de sustancias ilegales nunca podrán ser identificados de manera concluyente. Los récords que se rompieron y las carreras que se ganaron jamás podrán ser refutados. Las medallas obtenidas de manera ilícita nunca podrán ser reclamadas.

No obstante, el tema más delicado, según los funcionarios antidopaje de todo el mundo, es que nadie puede estar seguro de que los atletas que obtuvieron una ventaja a través del programa de Rusia no estarán presentes en los Juegos Olímpicos de verano del próximo año.

La siguiente pregunta es: ¿Qué se puede hacer al respecto? El consejo de administración de la AMA se reunirá el 9 de diciembre para decidir si acepta un conjunto de recomendaciones de su comité de cumplimiento, el cual, con la colaboración de un equipo de investigadores, documentó las acciones de Rusia que incluyeron no solo la manipulación de datos de las pruebas antidopaje, sino también un intento de fabricar mensajes de computadora para echarle la culpa al denunciante que sacó a la luz el enorme programa de dopaje patrocinado por el Estado.

Se espera que Rusia apele cualquier sanción, a pesar de que su principal funcionario antidopaje, Yuri Ganus, reconoció en octubre que “miles” de modificaciones fueron hechas a los datos para proteger las reputaciones y posiciones de exestrellas de los atletas que ahora tienen puestos en el gobierno o que fungen como administradores deportivos de alto rango en Rusia.

Las sanciones sugeridas incluyen una prohibición para los equipos rusos de participar en competencias deportivas internacionales, incluidos los Juegos Olímpicos y la Copa Mundial de fútbol, pero no llegan a imponer una prohibición completa contra los atletas individuales. Sin embargo, los atletas y los funcionarios antidopaje nacionales dicen que eso es exactamente lo que se necesita.

“La intención evidente detrás de la manipulación de datos era garantizar que los atletas dopados fueran capaces de evitar las sanciones”, dijo Travis Tygart, director ejecutivo de la Agencia Antidopaje de Estados Unidos. “Ahora nunca podremos saberlo, y todos son necesariamente parte del encubrimiento, por triste que esto parezca, si es que hay verdaderos inocentes. Las personas en el poder en Rusia los afectaron a todos”.

La semana pasada, Tygart pidió de manera explícita una prohibición a los atletas rusos en los juegos de Tokio, al afirmar que los análisis que se hicieron caso por caso de los atletas rusos, como los que les permitieron competir como neutrales en los Juegos Olímpicos de Río en 2016, demostraron ser “inadecuados”. Michael Ask, director ejecutivo de la agencia antidopaje de Dinamarca y presidente de iNADO (Instituto de Organizaciones Nacionales Antidopaje), un grupo de convergencia de organizaciones internacionales antidopaje, solicitó una prohibición completa en todos los deportes para los atletas rusos que permitiera solo pocas excepciones. “Pienso que ahora sabemos, si no lo sabíamos desde antes, que no podemos confiar en nada que tenga que ver con ese laboratorio en Moscú”, dijo Ask.

Solo una sanción draconiana, dijeron Ask y Tygart, protegerá a los atletas de otros países que no usan sustancias ilegales y obligará a Rusia a modificar su comportamiento. Es una opinión compartida por la atleta olímpica canadiense Beckie Scott, cuya medalla de bronce en esquí de fondo en los Juegos Olímpicos de 2002 fue posteriormente corregida a plata, y luego a oro, después de que las rusas que terminaron la prueba antes que ella fueron descalificadas por infracciones de dopaje.

Uno de los problemas es que el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach, está en desacuerdo con una prohibición extensa a los atletas rusos. A través de los años de investigaciones que se emprendieron tras las revelaciones en 2015 del extenso programa de dopaje de Rusia, el COI se ha esforzado por enfatizar que no tiene influencia sobre la toma de decisiones de la AMA, aunque brinda la mitad del financiamiento de la organización y sus miembros también son parte del consejo de administración de la agencia antidopaje.

A medida que el escándalo se ha difundido al público, Rusia, a pesar de años de titulares humillantes, en general ha permanecido presente en el ambiente deportivo global. Cientos de atletas rusos continúan compitiendo con sus colores nacionales y, en 2018, el país fue anfitrión del evento deportivo más visto del mundo, la Copa Mundial de la FIFA.

Al mismo tiempo, ha seguido rehusándose a la solicitud de la AMA de acceder a los datos del laboratorio en Moscú que se encuentra en el centro del escándalo de dopaje. Durante años, los funcionarios antidopaje rusos y líderes del Ministerio de Deportes de Rusia afirmaron que el acceso a ese lugar estaba restringido para ellos, ya que fue declarado como una escena del crimen por el gobierno ruso y puesto bajo el control de los servicios de seguridad.

Rusia finalmente cedió el año pasado, como parte de un acuerdo con la AMA. En enero, Rusia permitió a un equipo de la AMA extraer la información de la base de datos del laboratorio. Los investigadores de la AMA tenían la esperanza de comparar los datos de Moscú con otro expediente del laboratorio sobre el antidopaje de los atletas, conocido como la base de datos LIMS, que recibió de un denunciante en 2017.

No obstante, lo que los investigadores descubrieron fue que los conjuntos de datos no coincidían; cientos de pruebas habían sido alteradas o borradas por Rusia, dijeron, antes de que la información fuera entregada a la AMA.

Cuando los investigadores de la AMA descubrieron los intentos rudimentarios de culpar al denunciante ruso, Grigory Rodchenkov, y a otros exfuncionarios, también develaron un plan para esconder evidencia incriminadora contra Evgeny Kudryavtsev, el funcionario que había sido responsable de garantizar que las muestras biológicas de los atletas rusos que competían en el extranjero estuvieran limpias.

Kudryavtsev había servido como testigo en las apelaciones exitosas de 28 atletas rusos que compitieron en los Juegos Olímpicos de invierno de 2018.

Esos casos, dijeron funcionarios antidopaje, tal vez ahora necesitan ser revisados.

“Si la evidencia en la corte resulta no ser válida, por supuesto que el caso necesita ser escuchado de nuevo”, dijo Ask, el jefe antidopaje en Dinamarca. “Ese sería el mismo estándar en cualquier sociedad normal: si la evidencia ha cambiado, el caso debe ser reexaminado”.

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